Hay un nuevo horizonte: el domingo. El Eurogrupo —la reunión de los 19 ministros de Finanzas de la zona euro— ha concluído este miércoles con una callada por respuesta. No habrá negociación alguna hasta que los griegos se pronuncien en referéndum sobre las últimas propuestas el próximo domingo 5 de julio. Así lo avanzaba desde ayer la canciller alemana, Angela Merkel, y así han concluido los ministros del euro tras poco más de una hora de reunión «limpia, y calmada», según fuentes del Eurogrupo.
«Ahora nos limitaremos a esperar al resultado del referéndum del domingo. Y tomaremos nota del resultado de la consulta», ha resaltado en un durísimo comunicado el presidente del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem. Sobre la propuesta del primer ministro griego, Alexis Tsipras, de activar un tercer rescate, los ministros han indicado que, aunque existe una base, esto llevaría «meses», según las mismas fuentes.
La postura de los diez ministros que han intervenido en la teleconferencia de este miércoles ha sido «dura», según fuentes de la institución. Incluso el titular de Finanzas francés, Michel Sapin, que esta mañana, y en consonancia con su presidente François Hollande, urgía a llegar a un acuerdo «inmediatamente», ha cerrado filas y ha abogado por esperar el resultado del referéndum.
El discurso de Tsipras ha generado malestar entre los socios del euro, quienes defienden que el referéndum, al final, es un ‘sí’ o un ‘no’ a Europa, algo que han negado repetidas veces las autoridades helenas.
Tsipras, justo antes del Eurogrupo, volvió este miércoles a pedir al pueblo griego que votasen el domingo por el ‘no’ a las propuestas de las instituciones y justificó su posición en la defensa «de un futuro no hipotecado» para las generaciones futuras.
La saga griega se complica. Esta misma mañana, el primer ministro heleno había enviado otra carta —la segunda— a las instituciones europeas en la que aceptaba prácticamente todas las condiciones de la oferta que rechazó la semana pasada antes de convocar el referéndum. El texto, desvelado por el Financial Times, asegura que Grecia “está preparada para aceptar” las condiciones de la oferta europea, a falta de algunas enmiendas. Una oferta que, sin embargo, «ya no existe», según fuentes del Eurogrupo. El vicepresidente de la Comisión, Valdis Dombrovskis, también lo corroboró esta mañana durante una rueda de prensa: «El programa [de rescate de Grecia] caducó ayer y ahora estamos ante una nueva situación», insistió repetidas veces.
Tras varias semanas como voz más optimista sobre el desenlace del problema griego, Juncker ha rehusado esta mañana valorar esta nueva carta y sus consecuencias. Solo ha manifestado estar «en permanente contacto con las autoridades griegas y con otras autoridades». Sí ha hablado el vicepresidente del Ejecutivo comunitario Valdis Dombrovskis para rebajar las expectativas sobre un acuerdo inmediato tras la cesión parcial de Tsipras. «El segundo programa [de rescate] ha expirado y ahora habría que negociar un tercero, pero para eso se necesita una decisión del Eurogrupo. Grecia ha pedido un nuevo programa de dos años, pero la situación en Grecia es ahora considerablemente peor que antes del sábado, con los controles de capitales».
Sobre la oferta de última hora de las instituciones –IVA turístico al 13%, paquete de crecimiento de 35.000 millones y alguna referencia a la reestructuración de la deuda- Tsipras añade ahora otras demandas. Se trata de fijar un descuento especial del 30% en el IVA de las islas griegas, una mínima demora sobre el aumento de la edad de jubilación (comenzar a prolongarla en octubre, en vez de ahora, para alcanzar los 67 años en 2022) y ampliar los plazos para eliminar el cumplimiento de pensión que se otorga a las prestaciones más bajas. Más problemática puede resultar la oferta de reducir el gasto militar 200 millones en 2016 y 400 millones más en 2017 (los socios le pedían de entrada 400). Respecto al mercado laboral, Tsipras se compromete a establecer un nuevo marco ya en otoño.
Ninguno de estos requerimientos parece descabellado (en realidad son mínimos retoques sobre la última propuesta que aireó el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker). El problema es que los socios han considerado que llegan demasiado tarde y que no negociarán nada antes del referéndum, como concluyó ayer la canciller alemana Angela Merkel. O que, hastiados con los continuos giros de Tsipras, pongan objeciones incluso a estas leves enmiendas que exige el primer ministro griego.
Atenas pidió ayer más liquidez para hacer frente a los poco más de 29.000 millones de deuda que tiene con varios acreedores (entre ellos 12.000 millones con el Fondo) hasta 2017. En una misiva del primer ministro heleno a los presidentes de la Comisión, Jean-Claude Juncker, y del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem, Tsipras insiste en que el país tiene «problemas urgentes de liquidez» y tanto es así que incluso habría propuesto suspender el referéndum del próximo domingo 5 de julio si los socios del euro y las instituciones aceptan las condiciones de su última oferta.
Tres días de corralito (controles de capital con un límite en los cajeros de 60 euros al día por persona), segundo Eurogrupo telefónico en una semana, el primer impago al FMI y cuatro días para el referéndum. Ante este trágico escenario, el ministro de Finanzas británico —que no pertenece a la eurozona—, George Osborne, ha declarado que se está preparando «para lo peor».
DC | El País