¿Necesita usted una identificación falsa? ¿Un certificado fraudulento de devolución de impuestos? ¿Dinero del seguro de un choque irregular con el auto? Florida podría ofrecer justo lo que necesita.
Desde que los primeros colonos se abrieron paso entre los manglares y drenaron buena parte de los pantanos, el soleado sur de Florida ha sido casi un sinónimo de tratos turbios y estafas.
En la última década aproximadamente, los tres condados más poblados de la zona —Miami-Dade, Broward y Palm Beach— se han visto menos marcados por los tiroteos de narcotraficantes «a la vieja usanza» que por los estafadores que roban cientos de millones de dólares del gobierno, bancos y particulares utilizando computadoras, identidades robadas y falsos procedimientos médicos.
Estos delincuentes siempre creativos idean loterías falsas, matrimonios ficticios para trámites de inmigración, marisco mediocre comercializado como de mejor calidad, estafas a seguros con accidentes e incendios falsos, e incluso la venta de queso extranjero de mala calidad como producto nacional de primera. Pero el premio gordo lo ofrecen un trío de grandes tendencias de fraude: Medicare, hipotecas y devoluciones fiscales con robo de identidad.
Casi en todas las estadísticas, el sur de Florida es la capital estadounidense del fraude, aunque las autoridades dicen que no está claro por qué.
«¿Es por el clima? ¿Es porque hace bueno y los estafadores quieren vivir aquí? ¿Es porque es un crisol y tienes bandas de crimen organizado de todos los grupos étnicos?», se preguntó Kelly Jackson, agente destacado en la división de investigación penal en el Servicio de Ingresos Internos (la hacienda estadounidense, conocida por sus siglas IRS). «Cualquier fraude, parece que siempre empieza aquí».
La tendencia más popular del momento es el robo de identidad acompañado de fraude fiscal. Según la Comisión Federal de Comercio, Florida es la primera en denuncias de robos de identidad con unas 193 por cada 100.000 residentes en 2013. Pero eso se queda en nada ante la cifra para Miami y alrededores, que acumuló 340 denuncias por cada 100.000 residentes ese año.
Por su parte, la cantidad de solicitudes falsas de devoluciones fiscales que se presentan en el sur de Florida al gobierno federal es 46 veces mayor que la media nacional, según un informe del Departamento del Tesoro.
En muchos casos, las organizaciones criminales pasan de los crímenes violentos a delitos que implican sobre todo gestión de datos en soportes digitales, señaló George Piro, agente especial del FBI a cargo de la oficina en el sur de Florida.
«El robo de identidad, el delito que más rápido crece aquí, es tan fácil como ‘un, dos, tres’. Primero, el delincuente roba el nombre y el número de seguridad social de alguien. Después utiliza esa identidad para presentar una solicitud de devolución fiscal en internet. Y tres, recoge el cheque de devolución. Repetir miles de veces», dijo Piro.
Las organizaciones criminales utilizan gente de toda condición para robar identidades: trabajadores de hospital, empleados de prisiones, trabajadores de cafeterías de escuelas de secundaria, gente en agencias estatales y asistentes en firmas legales.
Incluso el trabajo de cartero se ha vuelto peligroso, porque el correo es una forma estupenda de robar identidades. El Servicio de Inspección Postal de Estados Unidos ofrece una recompensa de 50.000 dólares por información que lleve al arresto y condena de cualquiera implicado en 12 robos recientes a carteros en el sur de Florida. Uno fue asesinado en 2010 para robarle su llave de buzones.
En 2012 se presentaron en todo el país más de 787.000 solicitudes que podrían ser fraudulentas reclamando devoluciones de impuestos, según estimaciones publicadas en abril por el inspector general del fisco en el Departamento del Tesoro. Estos documentos reclamaban más de 2.100 millones de dólares en devoluciones.
«La cantidad de identidades robadas y la suma de dólares que suponen estos casos es abrumadora», señaló Wifredo Ferrer, fiscal federal en Miami.
El atractivo de robar gran cantidad de dinero al gobierno también impulsa el fraude en el programa Medicare, que ofrece cobertura a los ancianos en Estados Unidos. Desde 2007, nueve equipos formados por los departamentos de Justicia, Tesoro y Salud y Recursos Humanos han procesado a unas 2.300 personas que reclamaron gastos fraudulentos ante Medicare por valor de 7.000 millones de dólares.
De esas 2.300 personas, más de 1.500 estaban en el sur de Florida, según los datos hasta el pasado septiembre.
Robar a Medicare puede requerir una gran organización: médicos corruptos, gente que gestione la facturación, pacientes dispuestos a aceptar sobornos y así sucesivamente.
Uno de los últimos acusados es el doctor Salomon Melgen, un destacado oftalmólogo de Palm Beach también acusado de corrupción con su amigo el senador Bob Menendez, demócrata por Nueva Jersey. Melgen, que se ha declarado no culpable en ambos casos, está acusado de hacer diagnósticos falsos a pacientes con problemas de visión y hacer operaciones innecesarias para sacar hasta 105 millones de dólares de Medicare.
Por otro lado, y al menos desde 2009, Florida es líder nacional en fraude hipotecario en cuanto a porcentaje de número de préstamos contratados, según la firma de investigación LexisNexis. Un índice de fraude hipotecario establecido por la industria financiera sitúa a la zona metropolitana del sur de Florida en el primer puesto de Estados Unidos con un 12,3% de estos registros de fraude en 2013, el último año con datos disponibles.
Paul George, profesor de historia en el Miami-Dade College y especializado en el sur de Florida, señaló que la reputación de la zona como refugio para estafadores se remonta al boom de la especulación de bienes raíces en la década de 1920, cuando se ofrecía tierra pantanosa infestada de aligátores a gente en el norte del país como si fuera un trozo de paraíso tropical. En la actualidad, la zona es un crisol de culturas de tal calibre que no es sorprendente que también sea la cuna de delitos creativos, señaló.
«Se remonta a las raíces de Miami. Siempre ha sido un sitio para empezar de nuevo», dijo George. «La gente se muda aquí desde el norte o el sur. La gente tiene algo de anonimato, quizá piensan que aquí puede conseguir algo».
DC | AFP