Las tinas de las esclusas sobre el litoral Atlántico en la ampliación del Canal de Panamá comenzaron a inundarse lentamente este jueves por primera vez y abrieron una fase de pruebas operativas y de control de calidad de uno de los principales de América Latina y el Caribe. Los jerarcas de la centenaria vía interoceánica corrieron el velo de un esperado anuncio: las operaciones del nuevo tramo empezarán en abril de 2016.
La definición del mes parece enviar un mensaje para tranquilizar a la industria marítima y portuaria mundial, cuyos trabajos están atados a una obra que ha enfrentado múltiples atrasos por conflictos financieros. El panameño Jorge Quijano, administrador de la estatal Autoridad del Canal de Panamá (ACP), informó del mes, pero no ha nunciado el día exacto. “Hasta el momento estamos enfocados hacia la primera semana de abril”, explicó Quijano, consultado por los periodistas en el acto de llenado de las esclusas. La fecha “exacta”, agregó, será probablemente definida en noviembre.
La ceremonia inaugural será pública. “Va a venir mucha gente de fuera, los clientes que hemos estado visitando. Ellos tienen que ponerlo en sus agendas y tenemos que darles suficiente tiempo para que puedan programarse”, dijo.
La ACP informó de que la ampliación tiene un 90% de avance–88% en las esclusas—y que, de acuerdo con los cronogramas revisados y afinados, el objetivo es que las obras estén concluidas a finales de 2015, para que las pruebas ya con buques se inicien a principios de 2016 y la vía esté en plena operación en abril del año entrante.
Con un presupuesto de 5.250 millones de dólares, la ampliación empezó en 2007 para iniciar excavaciones y otras tareas en la meta de edificar un nuevo juego de esclusas en el Pacífico y en el Atlántico—sin afectar al paso centenario inaugurado en 1914—que permita el tránsito de buques de mayor capacidad que los que han cruzado una vía por la que pasa el 5% del comercio marítimo global.
En 2009, y con una oferta de 3.118 millones de dólares, el Grupo Unidos por el Canal (GUPC), un consorcio empresarial internacional encabezado por la española Sacyr Vallehermoso y la italiana Impregilo, y con participación minoritaria de la belga Jan de Nul y la panameña Constructora Urbana, ganó una licitación de la ACP para construir las nuevas esclusas, tramo principal de la expansión. Las tareas empezaron ese mismo año con el compromiso de entregar las obras en octubre de 2014.
Los líos financieros del conglomerado por sobrecostes se agravaron en 2012 y se agudizaron en 2014, con reclamos por 2.500 millones de dólares pendientes de solución en las distintas fases de reclamos. Por ello, las fechas de entrega se postergaron. Primero a noviembre de 2014, luego a mayo y junio de 2015, después a diciembre de 2015 y finalmente a principios de 2016.
Si se cumple la promesa de entrar en operaciones en abril de 2016, el atraso habrá sido de 18 meses.
DC – EP