Las negociaciones de paz entre el gobierno de Colombia el grupo rebelde armado Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, FARC, han llegado su punto más bajo desde que se iniciaron las conversaciones, según declaró Humberto De la Calle, el jefe negociador del gobierno.
En una entrevista concedida al veterano periodista colombiano Juan Gossaín, que fue distribuida a la prensa en general por la presidencia, De la Calle dejó entrever que el gobierno se podría levantar de la mesa de diálogo si las FARC no demuestran mayor compromiso con el proceso.
«Algún día es probable que no nos encuentren en la mesa de La Habana», declaró el negociador del gobierno refiriéndose a la capital cubana donde se realizan las conversaciones.
«El riesgo es real. Yo sí quiero decirles a las FARC con toda seriedad: esto se puede acabar».
En las últimas semanas, los rebeldes han realizado una serie de atentados contra la infraestructura nacional, en particular contra oleoductos que han causado daños ambientales que el gobierno asegura tomarán décadas en recuperar.
Los ataques se suman a la emboscada rebelde del pasado abril en el que murieron 11 soldados y que motivó al gobierno a reanudar sus bombardeos aéreos contra las bases de las FARC en la selva. A partir de eso el grupo armado abandonó su cese el fuego unilateral.
Desde el comienzo del proceso, el gobierno había rechazado el pedido de las FARC de entrar en una tregua bilateral mientras se negociaba.
La postura de Bogotá era que el cese el fuego ocurriría solo con la definición de un acuerdo.
Sin embargo, De la Calle reconoció que en ese aspecto han cambiado y aceptarían un cese el fuego antes de la firma de un acuerdo mientras fuera «serio, definitivo y verificable».
Pero advirtió que «no solo (un cese) del fuego, sino también de las hostilidades, la extorsión, el narcotráfico».
Las palabras del jefe negociador del gobierno son las más tajantes desde que se inició el diálogo en La Habana, Cuba, a finales de 2012.
A pesar de la polarización política en Colombia, con facciones más conservadoras que se oponen a que se le haga concesión alguna al grupo guerrillero, las conversaciones generaron un cierto ambiente de optimismo.
El diálogo progresaba a lo largo de los diferentes temas de negociación como el reconocimiento de las acciones de violencia por ambas partes, restitución de tierras, peticiones de reformas y participación política por parte de los rebeldes.
El presidente Juan Manuel Santos hasta hizo una gira por Europa en la cual hablaba del «posconflicto» con miras a recaudar apoyo para la reinserción de los rebeldes a la vida social y política de Colombia.
Las FARC, inclusive, llegaron a acordar que trabajarían conjuntamente con el ejército en el desminado de territorios en el país.
Pero los vientos favorables perdieron impulso y el proceso se ha visto estancado precisamente en su etapa más difícil y sensible: la de la justicia y la reparación.
La idea es que los culpables de los delitos más graves perpetrados en más de 50 años de conflicto, como masacres, secuestros y violencia sexual paguen años de cárcel.
Aquí es donde las FARC han tomado distancia y lo que, en parte, tiene bloqueado el proceso de paz.
Pero Humberto De la Calle insiste en que «el país exige justicia sin amnistía generales», que es lo que merecen la víctimas del conflicto.
«Por eso es el territorio más difícil de la negociación. Las FARC tienen que asumir las responsabilidades de sus actos. El Estado también, naturalmente», expresó.
El estancamiento y las acciones recientes han generado mayor escepticismo entre el pueblo. Según la última encuesta menos de la mitad del país respalda el proceso de paz.
De la Calle dice que la paciencia de los colombianos se está agotando.
«Realmente lo que está ocurriendo es insoportable para los colombianos» por lo que señala es una falta de voluntad de las FARC.
«Me parece claro que el proceso está llegando a su fin, por bien o por mal», declaró.
Pero en una medida conciliatoria, las directivas de la FARC en La Habana dijeron que estaban buscando maneras para reducir la intensidad del conflicto, después de semana de ataques.
Y, a pesar del lúgubre panorama, Humberto De la Calle, dejó entrever algunos rayos de luz.
Resaltó que hay zonas de verdadera paz en Colombia, que las cifras de seguridad han mejorado y que la tasa de secuestros también ha disminuido.
«Yo confío en que seamos capaces de recuperar la serenidad, Este no es el momento de retórica sino de las acciones de fondo», dijo.
Recalcó que, si el proceso de paz fracasa, otro gobierno muy difícilmente retomaría las conversaciones con los rebeldes.
«Nosotros seguimos buscando un acuerdo a través de la esperanza».
DC – BBC