La crisis no parece tener límites, el clima de incertidumbre y desesperanza crece rápidamente dentro de la población venezolana, la cual ha buscado las maneras para poder sobrevivir. La economía formal se ve afectada debido a que la remuneración que percibe el trabajador no está cubriendo los gastos corrientes lo que ha obligado a buscar otras alternativas para poder producir más ingresos. Unos trabajadores han optado por buscar otro trabajo, los que tienen carro optan por prestar servicios de taxi o transporte privado, otros invierten algunas horas en colas para comprar y luego revender alimentos, medicamentos, materiales de construcción, repuestos de vehículos, motos, lanchas, bicicletas, equipos electrónicos, línea blanca, equipos médicos, útiles escolares. Dado a que la reventa de estos artículos puede generar ganancias impensables en la economía informal.
Venezuela se encuentra enfrentado cambios de precios en horas, una economía que se maneja por el precio del dólar paralelo de una página web no oficial, los productores, empresarios, se encuentran en una gran encrucijada entre seguir, esperar o cerrar. La corrupción presente en los organismos del Estado es otro fenómeno que está afectando a la clase productiva del país, a pesar que se puede estar al día con el pago de impuesto, solvencias, y todos los permisos, la clase productiva puede ser víctima de cobros extra por partes de funcionarios corruptos y la denuncia es débil ante las acciones. Aunado a ello, la inseguridad crece rápidamente, cada día son más los casos de hurto, robo, secuestro, cobro de vacunas, y el afectado siente temores a la denuncia porque muchos de los casos no prosperan o están involucrados ex funcionarios policiales o funcionarios activos. Por su parte, la clase política que gobierna está muy preocupada en ganar elecciones con maquinarias y métodos pocos convencionales y la clase política que se le opone también están muy preocupados por ganar elecciones, lo que hace entender que si ninguno de los dos trabajan por desarrollar propuestas para darle solución a los múltiples problemas. Bajo este contexto, es posible que la sociedad pueda tomar algunas acciones producto de la incapacidad de los responsables por tomar decisiones que ayuden a salir de la actual crisis.
La espiral de miedo en que se encuentran los ciudadanos les impide tomar acciones contundentes que hagan reflexionar a la clase política. Los candidatos a la Asamblea Nacional que están presentando el P.S.U.V. y la M.U.D. no son autónomos en la toma de decisiones por tanto seguirán representando los intereses de los cogollos políticos, y esta es la razón por la cual se ha iniciado una implosión en los partidos políticos tradicionales que ha dado inicio a la construcción de la tercera vía en Venezuela. Si el gobierno no rectifica de inmediato está jugando con la paciencia de ciudadanos que no controlan los partidos políticos, quienes cansados por no sentir que se hace lo suficiente para mejorar su calidad de vida y no tienen los medios para poder irse de Venezuela o buscar otras fuentes de ingresos los hace vulnerable a tomar acciones desesperadas que pueden originar manifestaciones, disturbios, los cuales pueden poner en jaque al gobierno. Si llegase a ocurrir una implosión social sin duda pierden todos, las acciones de los ciudadanos desesperados puede avivar a otros ciudadanos a la anarquía, y la experiencia nos indica que cuando el pueblo explota las consecuencias son incalculables. Como lo dijo Jean de la Bruyere “Cuando un pueblo se exalta es difícil calmarlo; pero cuando está tranquilo es difícil saber cuándo va a exaltarse”. No se puede seguir jugando con la paciencia de un pueblo que aunque estén viviendo algunos de ellos una fantasía económica, sin duda de seguir así la economía, pronto no tendrán a quien venderles sus productos, no es porque no lo necesiten sino porque no tendrán como pagarlo.
DC / S.H. Jesús Castillo Molleda / Profesor Universitario, Politólogo, Coach Político, Locutor / jcastillo@fundacionzuliaproductivo.com / @castillomolleda