Las selecciones de Chile y Argentina jugarán este sábado la final de la Copa América 2015 y uno de ellos será el campeón del torneo, pero en cualquier caso el ganador será Marcelo Bielsa, cuyas ideas futbolísticas estarán en los bancos de ambos equipos.
Jorge Sampaoli, el seleccionador de Chile, y Gerardo Martino, su par de Argentina, compatriotas ambos de Bielsa, son vistos como los discípulos más aventajados del «Loco» que creó la que algunos llaman «tercera vía» del fútbol argentino, que terminó con la dicotomía marcada por las escuelas de Cesar Luis Menotti y Carlos Bilardo.
Sobre la base de un once capaz de desplegarse tanto en las fases defensivas como de ataque a un ritmo de vértigo, el estilo Bielsa se fundamenta en llegar lo más rápido posible al pórtico rival y procurar la recuperación veloz del balón, idealmente en el campo contrario.
La final de este sábado es el marco ideal para que, más allá de los matices propios de sagaces estrategas, como Martino y Sampaoli, la impronta de Marcelo Bielsa se consolide definitivamente como un panacea en el fútbol sudamericano actual.
Tal vez sea la culminación de lo que quedó pendiente en las etapas de Bielsa como seleccionador de Argentina (1998-2004) y de Chile (2007-2011), cargos que abandonó de forma abrupta, sin alcanzar a consolidar los procesos, enfrentada la rigidez de sus principios con la realidad directiva o administrativa que a menudo no refleja lo que ocurre en la cancha.
Pese al reconocimiento que el «Loco» ha recibido en el planeta fútbol, pocas veces su concepción futbolística ha encontrado el tiempo o el espacio para que los elogios vayan atados a resultados, que a fin de cuentas, son lo queda estampado en la historia.
En Argentina, el lapso entre Bielsa y Martino conoció otras concepciones futbolísticas, pero el rosarino de alguna manera ha vuelto a través de quien fue su pupilo y discípulo, pero con algunas diferencias.
En el Newell’s Old Boys (1990-1992), donde comenzó su camino de técnico, surgieron varios émulos de Bielsa, de los que el más aventajado, según los expertos, ha sido Gerardo Martino, el «Tata», figura señera de aquel equipo como patrón del medio campo.
Martino, tras una carrera que comenzó en el propio Newell’s y que incluye a la selección de Paraguay y el Barcelona español, ha llegado a una selección provista de grandes jugadores, encabezados por Lionel Messi, pero no es un clon o un mero imitador de su mentor, según el propio Sampaoli.
Martino ha puesto el énfasis de sus equipos en el control del balón hasta niveles obsesivos: la posesión absoluta y, por esa vía, el control total de los partidos.
Sampaoli, un técnico que no alcanzó a desarrollarse como jugador, se ha confesado acólito de Bielsa, un estudioso del «Loco» al extremo de pasar largo tiempo escuchando una y otra vez grabaciones de conferencias del rosarino, tampoco es un clon y se le ha descrito como «un bielsista atípico», que ha encontrado en Chile un ambiente propicio para explorar sus propios caminos.
Antes de llegar a la Roja, en 2013, Sampaoli cumplió un exitoso período al frente de la Universidad de Chile, por lo que en el momento de la transición, se le vio como el continuador natural del ciclo virtuoso que Bielsa abrió en el fútbol chileno.
Sus diferencias con Bielsa privilegian una presión mayor sobre el rival, más recuperación y un ataque más vertical, procurando la llegada al área rival con la mayor cantidad posible de jugadores.
Esa forma de jugar no va a cambiar en la final, a pesar de la categoría a nivel mundial de su rival, ha subrayado Sampaoli, cuyo equipo, según Martino, se ha visto «como una máquina de atacar» en la Copa América.
Para el oriundo de la localidad santafesina de Casilda, las ideas del «Tata» son diferentes a las de Bielsa y seguramente «ampliará la potencia» de Argentina si consolida a los jugadores en esas ideas.
DC | UN