Marco Rubio y Jeb Bush son la esperanza republicana en la Florida

En un centro comercial en una concurrida calle de esta ciudad de rápido crecimiento, aparecen señales de esperanza para los republicanos que intentan ganar la Casa Blanca. Pase un rato en la panadería Melao o en la librería Espíritu de Vida y pregunte sobre Marco Rubio, las vistas perdidas darán paso inmediato al interés.

“Yo no soy republicano, pero él nos representa”, dijo Luis Cruzado, de 44 años, quien, como muchos en Kissimmee, nació en Puerto Rico. Cruzado se ha hecho de una vida confortable haciendo trabajos de drenaje para el Condado de Osceola. “Sería el primer hispano. Eso me parece bien”.

Rossie Sevilla estaba ayudando en la librería cristiana y no había oído hablar mucho de Rubio, hijo de inmigrantes cubanos de Miami. Tampoco ha votado con anterioridad. Pero la mujer de 55 años de edad, dijo que un hispano en la boleta sería una motivación. “Sé que Hillary Clinton es buena, pero voy a dar mi voto a Rubio porque conoce nuestras raíces”.

En un restaurante de al lado, Eli Gómez, de 27 años, republicano, dijo que tendría que saber de las posiciones de Rubio, mas allá del hecho de compartir las raíces comunes. Sin embargo, agregó, los hispanos se sentirían tan orgullos como estuvieron los afroamericanos cuando Barack Obama hizo historia en el 2008. Su amiga, Alisa Lorenzo, estuvo de acuerdo.

“Yo al menos miraría qué tiene que ofrecer”, dijo el demócrata de 34 años sobre Rubio.

Luego de dos elecciones presidenciales con resultados abismales entre los votantes hispanos, el Partido Republicano está haciendo un resoluto esfuerzo para ganar apoyo entre un segmento del electorado cada vez más importante.

Al hacerlo, el partido va detrás de los votantes demócratas que han sentido que los republicanos no representan las preocupaciones de la clase media. Los republicanos, que han perdido el voto popular en cinco de las últimas seis presidenciales, están ajustando su tono y preparando más políticas dirigidas a esos votantes.

“Debe desecharse la noción dominante de eliminar bloques de estados o votos de grupos demográficos para el Partido Republicano. El Partido Republicano tiene que competir en cada terreno”, decía un contundente informe preparado por los líderes después de las elecciones del 2012.

Los problemas del partido en materia de inmigración se hicieron de nuevo visibles con los comentarios incendiarios de Donald Trump sobre los inmigrantes mexicanos, y crearon un pánico sificiente entre los líderes del Partido como para que el jefe del Comité Nacional Republicano llamara a Trump el miércoles para instarlo a que bajara el tono. Trump se negó.

Clinton empleó el martes su primera entrevista nacional como candidata para criticar a los republicanos en el tema de inmigración, apuntando no sólo a Trump, sino también al ex gobernador de Florida, Jeb Bush, quien al igual que Rubio tiene el potencial de ganar ventajas entre los hispanos.

“Están en un espectro de hostilidad, que creo que es realmente lamentable en una nación de inmigrantes como la nuestra”, dijo Clinton de los republicanos en general. Hablando de Bush, dijo, “Él no cree en un camino hacia la ciudadanía. Si lo creyó alguna vez, ya no”.

Eso produjo un intercambio entre Clinton y Bush sobre quién tiene las posiciones desviadas sobre el tema. Rubio, quien se ha retractado de sus posiciones de ayuda al proyecto de ley integral de inmigración del Senado del 2013, rechazó las críticas de Clinton como “tonterías”.

Rubio, de 44 años, ha cautivado al público con la historia de sus padres trabajadores y el “Sueño Americano” y los líderes del Partidos lo ven como un atractivo para los votantes hispanos. “El Salvador republicano”, tituló en la portada la revista Time de febrero del 2013. Hay una preocupación real en los corrillos demócratas de que él no es diferente a cualquier otro republicano.

En el floreciente centro de la Florida los organizadores demócratas se preparan para meterse en los barrios y socavar al candidato entre los votantes hispanos, informando sobre sus posturas en contra del Obamacare y del aumento del salario mínimo, y sus muchas cambios de posición sobre la reforma migratoria.

En otros estados con grandes poblaciones hispanas se están haciendo esfuerzos similares centrados en gran medida en los cambios de Rubio en materia de inmigración. “¿Por qué Marco Rubio es malo para Arizona?”, decía el titular en una columna del Huffington Post, cuando Rubio hizo campaña en ese estado en mayo.

“Mi instinto me dice que va a beneficiar de alguna manera del momento histórico de los hispanos”, dijo Steve Schale, que dirigió la campaña Obama 2008 en Florida, pero que no está involucrado en la organización. “¿Quiere decir que va a galvanizar a los hispanos? No. ¿Significa que le irá mejor que un republicano típico? Absolutamente”,

“La preocupación que tengo por los demócratas es que nuestras cifras en Florida (al igual que la del Partido Republicano) son muy estrechas”, añadió Schale en un correo electrónico. “Si en el 2016, un demócrata típico lleva a los hispanos de la Florida al nivel de Obama, es probable que ganemos, incluso con las luchas del partido con los blancos. Si Rubio puede incluso conseguir el impulso del voto hispano, necesitaríamos 3 o 4 puntos más entre los blancos para compensar la diferencia. Es una ecuación muy diferente”.

El peso de Florida

En el 2012, 12.5 millones de hispanos votaron entre 23.7 millones de votantes elegibles. Pero anualmente unos 800,000 hispanos arriban a la edad de 18 años, lo que representa un potencial explosivo. Podría haber 16 millones de nuevos votantes en el 2030, según el Centro Hispano Pew.

Obama se llevó el 71 por ciento del voto hispano a nivel nacional en el 2012 y envió ondas de choque por todo el Partido Republicano, cuya dependencia del votante blanco que envejece es problemática. También tuvo un buen desempeño entre los jóvenes cubanoamericanos en Florida, demostrando que el Partido Republicano ya no puede descansar en un apoyo garantizado.

Los republicanos, sin embargo, no necesitan para ganar el voto hispano general.

Si pueden acercarse o superar el 44 por ciento que ganó George W. Bush en el 2004, podría ser decisivo. Mitt Romney, quien pronunció la tristemente célebre frase que los inmigrantes deben “autodeportarse”, tuvo un lamentable 27 por ciento en el 2012.

De manera que la carrera está en marcha en los estados con una creciente población hispana, entre ellos Colorado, Carolina del Norte, Virginia y Nevada. En Florida, el Partido Republicano ha añadido personal hispano y ha mantenido una campaña de inscripción de votantes a partir del 2012. El año pasado, por primera vez en seis años, el partido tuvo presencia en el desfile del Día de Puerto Rico en Orlando, un pequeño paso, pero un funcionario afirma que demuestra el compromiso.

Desde el 2013, el Partido Republicano dice que ha participado en 550 eventos de la comunidad hispana en toda la Florida y que ha construido lazos con los líderes locales, incluyendo ayudar a dos republicanos hispanos a derrotar a los representantes estatales demócratas titulares en el centro de Florida.

Grupos externos también están tratando de movilizar el voto. La Iniciativa Libre, financiada por los multimillonarios hermanos Koch, ha estado proporcionando a los hispanos servicios gratuitos de preparación de impuestos y otros, inscribiendo votantes al mismo tiempo.
DC | ENH

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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