El médico que presenció la muerte del general Francisco de Paula Santander cuenta que ‘El Hombre de las Leyes’, en sus últimos momentos de vida, se arrepintió de la Masonería, pidió un confesor y de nuevo entregó su corazón católico a Dios. La historia la parafrasea Jorge Alberto Santander, hijo de Jorge Arturo Santander, el último bisnieto del general y quien falleció en Bogotá mientras dormía, a las 5:30 de la mañana del pasado 4 de julio. Su muerte, revela Jorge, se produjo ante “el agotamiento en un cuerpo de 98 años”.
Coincidencialmente, Jorge recuerda que en los últimos diez años su padre se acercó a Dios luego de un “tiempo de conflicto”. “A raíz de la muerte de mi madre, él no entendía por qué una mujer tan buena tuvo que sufrir tanto, pero después vino una profunda convicción de la fe en Dios y en la vida eterna”.
El bisnieto de Santander, nacido el 12 de diciembre de 1916, edificó su legado en las calles bogotanas como socio de la firma Noguera Santander. Entre los proyectos que lideró como ingeniero civil y arquitecto estuvieron el Hospital Militar y varios bancos tradicionales del país.
Camilo Sánchez Santander, el nieto que en los últimos 16 años vivió en el mismo edificio de Jorge Arturo y “compartió muchas tardes y noches” con él, relata que hoy le inculca a su hijo “el tremendo aprendizaje que dejó el abuelo, un real y auténtico caballero de otra época”.
Dice que por su profesión, Jorge Arturo “hubiera podido vivir en cualquier parte del mundo, pero eligió a la Colombia que amaba tanto”. Agrega que «el dolor más grande» que sentía su abuelo se lo producían las injusticias que ocurrían en el país. “Él fue amante de la naturaleza y sufría cada vez que había un atentado contra el medioambiente, como el reciente derrame de crudo en Tumaco. Él soñaba con un país tranquilo, en paz”.
Aunque no quiso ser militar ni político, Jorge Arturo era un profundo demócrata, según sus familiares. Seguramente, inspirado por ‘El Hombre de las Leyes’ -quien dijo: «Colombianos, las armas os han dado la independencia, las leyes os darán la libertad»-, creía que la Colombia ideal era la que lograra el orden respetando la ley.
A nivel personal, “fue genio y figura hasta la sepultura. Siempre fue cuidadoso en su vestimenta y en su trato con la gente. Con las mujeres era excepcionalmente caballeroso y coqueto” -recuerda su hijo-. Jorge Alberto no olvida tampoco que su padre fue saltador de trampolín hasta que “ya físicamente no pudo”.
También narra que el hombre “siempre se quejó e incluso dirigió cartas de protesta al Ministerio de Educación por el profundo desconocimiento que la juventud tenía de Santander, porque en las escuelas y los colegios ya no se hablaba de historia patria”.
El bisnieto del general Santander, señala su nieto, “viajó por todo el país y vio todos los cambios que ocurrieron en casi cien años”. En ese sentido, cuenta que el hombre navegaba en internet para culturizarse, pero nunca tuvo un celular propio. “Valoraba su privacidad y su intimidad, y le gustaba compartir con seres queridos sin interrupciones. ¡Hay mucho que aprender del abuelo!”, subraya.
El cuerpo sin vida de Jorge Arturo ya fue cremado, pero este viernes 17 de julio se realizarán las honras fúnebres en el Gimnasio Moderno, a las 12 del día.
Fuente: DC|ET