El programa de la BBC La verdad sobre tus dientes, explora cómo debemos mantener una buena higiene bucal.
Aquí te presentamos nueve recomendaciones prácticas para no tener que visitar al dentista antes de tiempo:
Según la especialista en odontología restaurativa Serpil Djemal, del King´s College Hospital de Londres, la dieta tiene un peso más importante que el propio cepillado de los dientes en la prevención de la caries.
«Cepillarse los dientes es excelente, es muy importante y evita la piorrea, pero el factor de la dieta es clave», dijo.
No llega con cepillarse los dientes bien y más veces al día para compensar: eso no podrá revertir los efectos de una mala dieta.
«En lo que se refiere a caries, cavidades y agujeros en los dientes la clave está en la dieta y en la frecuencia de exposición al azúcar», dijo.
Si no has comido o bebido durante un tiempo, tu boca está esencialmente «en reposo» y tus dientes a salvo.
Pero justo después de comer se vuelve ácida, creando un ambiente en el que tus dientes empiezan a disolverse.
«A la boca le toma unos 40 minutos volver a sus niveles seguros de acidez», explica el doctor Chris van Tulleken.
Así que cuanto más picotees entre horas, más períodos de acidez habrá en tu boca.
El consejo general para el cuidado de los dientes es evita comer entre horas y comer los dulces después de las comidas.
Pero si no puedes resistirte a picotear entre horas, Van Tulleken recomienda «beber agua, masticar un chicle sin azúcar o incluso comer un poco de queso», para ayudar a los dientes a regresar a ese nivel seguro de acidez.
La frecuencia de exposición al azúcar es clave para el desarrollo de caries.
Van Tulleken recomienda tener cuidado con los alimentos aparentemente incocentes pero que tienen azúcar escondido, como los zumos de fruta, los cereales o algunas comidas precocinadas.
«Hay azúcares escondidos en alimentos que nunca te esperarías», dice el investigador.
Es mejor comer una naranja que beber un zumo de naranja embotellado.
La leche es otro de los alimentos que puede traicionar, particularmente en los niños: si bien su contenido en calcio lo hace recomendable para los dientes, también contiene azúcar.
Algunos niños se quedan dormidos con el biberón en la boca o no se cepillan los dientes después de beber leche y eso también contribuye a la formación de caries.
Si has bebido una bebida acídica, como un zumo o un te de frutas, es mejor beber un vaso de agua después para enjuagar la boca y diluir el ácido.
Pero no es recomendable cepillarse los dientes durante la hora después de tomar una bebida acídica, porque el ácido suaviza el esmalte dental y con el cepillado puedes dañar esa capa dental protectora, según explica Van Tulleken.
Cepillarse inmediatamente después de comer, y sobre todo después de comer algo ácido (como un zumo de naranja), puede perjudicar al esmalte dental.
Lo ideal es hacerlo después de cada comida pero dejando pasar un tiempo, aproximadamente 40 minutos.
Según la especialista en odontología Serpil Djemal, es muy difícil hacerlo bien porque la mayoría aprende mirando a su mamá y tiende a repetir lo que ve y agarrar hábitos desde muy pequeño.
Por eso la mayoría de la gente deja algunas partes de la superficie de los dientes sin cepillar. Eso es en parte porque los cepillamos de una manera aleatoria.
Djemal recomienda tener un método: empezar en una esquina de la boca e ir cepillado lentamente y uno por uno cada diente, «como haciéndoles cosquillas», hasta llegar a la otra esquina.
Van Tulleken añade cepíllarlos durante dos minutos, dos veces al día, y finalmente no enjuagar la boca al final, sólo escupir. Así, el flúor se queda en los dientes y los mantiene saludables.
La diferencia entre una boca limpia y una boca con mal aliento es comparable a la de un río de agua corriente y cristalina y una laguna de aguas estancadas.
«Idealmente la saliva debería fluir por la boca y llevarse las bacterias que causan el mal olor. Pero si tu boca se seca por algún motivo, porque estás nervioso, o por el alcohol, o porque has estado durmiendo y rocando, tu boca se parece más a una laguna de agua estancada», explica Van Tulleken.
Para deshacerte de ese mal olor de aguas podridas primero necesitas beber agua, que lavará los compuestos sulfúricos que se generan en la cavidad oral y que causan el mal aliento o halitosis.
Después puedes consumir vegetales fibrosos con un alto contenido de agua, como el pepino, el apio o la zanahoria.
Su contenido en agua limpia la boca y al masticarlos, su textura fibrosa hace que generes más saliva.
«Estos vegetales son como una combinación de una pasta dental y un enjuague bucal naturales, provistos por la madre naturaleza. Y además saben bien y son baratos», comenta el doctor Van Tulleken.
Limpieza profunda, protección de cavidades, limpieza avanzada, refrescante, especial para niños, para dientes sensibles… Hay miles de productos de higiene dental, desde pastas y enjuagues hasta cepillos, que hacen todo tipo de promesas… pero ¿cómo saber si funcionan?
El doctor Chris van Tulleken habló con la Asociación de dentistas del Reino Unido y después de contrastar opiniones con varios expertos y de revisar estudios científicos llegó a esta conclusión:
«Si tienes un buen cepillo de dientes manual, una pasta con fluoruro y te lavas los dientes durante dos minutos dos veces al día, cubriendo bien toda la superficie de tus dientes y encías, estás haciendo todo lo necesario».
«El resto de productos que muchos tenemos en el armario, no es que pensemos que no funcionan sino que no sabemos de verdad si funcionan o no, e incluso si funcionaran probablemente no añadirían ningún gran beneficio».
DC | BBC Mundo