Si bien la inmensa mayoría de los venezolanos -el 80 % según los estudios de opinión, lo que incluye a chavistas- considera ineficiente el gobierno diosdadomadurista, uno podría preguntarse si se trata realmente de una presidencia compartida y un tren ministerial probadamente ineptos, o si están cumpliendo eficientemente la tarea de empobrecimiento de la población, para someternos a plenitud y consolidar el régimen castro-comunista que se viene instalando, paso a paso, en lo que va de siglo. ¿Ineficiente el régimen?, depende. Ineficiente para la vida y el progreso, muy eficiente para el empeño de sembrar el comunismo que se han propuesto.
Hace ya más de medio siglo el régimen comunista empobreció la bella Cuba sistemática y sostenidamente, arruinó al pueblo cubano y sus empresas, hizo de su signo monetario una piltrafa llevando el peso al piso, hizo huir a su clase media y profesional hacia Miami y otros lares, e hizo presa fácil a los que quedaron, a quienes les ha impuesto una dictadura hambreadora que aplasta sus derechos humanos, es hoy la dictadura más longeva del mundo.
De que Nicolás y su equipo son ineficientes e ineptos, y de que se hacen rodear por gente igualmente incapaz, no hay duda, basta verlos hablar y actuar.
Hace más de una década, cuando me sentaba en la mesa de deliberaciones de la entonces Coordinadora Democrática, recibimos un buen día la exposición de un interesante personaje estudioso de la realidad latinoamericana, quien disertó a partir de sus observaciones y análisis cómo ya en Venezuela se venía dando, a paso más lento que en Cuba pero con la misma firmeza, un proceso que conduciría al empobrecimiento de todos, en medio de una inmensa corrupción de las élites gobernantes y de una caída de la resistencia interna, permitiendo al régimen avanzar en su criminal propósito de anclarse en el poder por la vía del hambre del pueblo. Debo confesar ahora que entonces pensé que ese señor era un inflamado anticastrista, que pretendía convencernos de que Fidel fue intencionalmente hambreando a su pueblo, matando las empresas, generando desempleo, desabastecimiento e inflación.
Los Castro y la cúpula del régimen comunista se enriquecieron groseramente, se apropiaron de los dólares y divisas del pueblo cubano, mientras arruinaban su moneda que valía menos que arena en el desierto. ¿No es eso lo que estos delincuentes han hecho y siguen haciendo con nuestro bolívar, que tuvieron la desfachatez de llamar fuerte en un tiempo que ya luce remoto? ¿Quién de nosotros hace poco tiempo podía pensar que el dólar pasaría la barrera de los cien bolívares, de los doscientos, de los trescientos, de los cuatrocientos y ahora de los quinientos? Pregunto, amigo lector, ¿sería usted capaz de apostar así fuera un bolívar, a que el cambio no superará la barrera de los seiscientos, de los setecientos u otra más alta cifra? El desabastecimiento tiene dos vertientes, la falta de producción (consecuencia del aniquilamiento y fusilamiento de las empresas desde Miraflores), y la disminución sistemática de importaciones, por aquello de que dólares, no hay. En ambas vertientes está la sangrienta mano del régimen hambreador del pueblo.
Otro mal que no consigue freno en el gobierno, y que más bien parece estimulado por este, es el brutal incremento de la criminalidad, robos y asesinatos, con cifras rojas que nos ubican como país de forajidos, donde la propiedad no vale nada y la vida pende de un hilo. ¿Es torpeza de un gobierno ineficiente que no sabe cómo frenar el hampa, o es nuevamente un dejar hacer para generar caos y miedo, estimulando la salida del país de quienes tengan cómo irse?
¿Ineficiente el régimen?, depende, ineficiente para garantizarnos calidad de vida, pero eficiente para seguir sembrando este régimen comunista, un socialismo trasnochado del cual no ha quedado ni quedará nada bueno. Sacudirnos este mal antes de que ya no podamos reaccionar es un imperativo, es una obligación. En este segundo semestre de 2015 debemos apretar el puño y acelerar el paso. Es la hora.
DC / Paciano Padrón / pacianopadron@gmail.com / @padronpaciano