Al menos 20% del presupuesto general del Estado; es decir, cerca de $4 mil millones invertirá el Gobierno durante los próximos cinco años para solucionar los problemas de agua en el país.
El secretario ejecutivo de Metas de la Presidencia, Carlos Duboy, reconoció que la demanda de agua aumenta cada vez más y para hacer frente a la situación hay que producirla todo el día.
Este objetivo se logrará al ampliar y mejorar las redes de agua, construir más plantas potabilizadoras y sistemas de alcantarillado, y mediante otras estrategias que implementa el Instituto de Acueductos y Alcantarillados Nacionales (Idaan), añadió Duboy.
Además, a través del Consejo Nacional para el Desarrollo (Conades) se ejecuta el programa Sanidad Básica, a través del cual se han construido hasta la fecha 35 mil baños y se prevé en 2016 una inversión de $260 millones.
Otras entidades como el Ministerio de Salud y la Oficina de Saneamiento de la capital y la bahía de Panamá realizan proyectos de mejoras del sistema de agua en el país.
Pero lo más importante, de acuerdo con Duboy, es hacer una campaña de concienciación de ahorro del agua, que está ligada al pago de lo que se consume.
Panamá es el país que más agua consume en América; es decir, 365.75 litros (96.75 galones) de agua por habitante por día, mientras que el promedio internacional es de 145 litros (38.35 galones).
El administrador del Canal de Panamá, Jorge Luis Quijano, advirtió esta semana de que se deben buscar nuevas fuentes hídricas (ríos-lagos) para abastecer la demanda de la población.
Añadió que “dentro del área del Canal ya no hay de dónde sacar agua y depende de que el Estado lidere esa búsqueda”.
Cálculos de la ACP indican que el consumo de agua para la población aledaña al Canal será de 362 millones de galones por día en 2025.
Con respecto al ahorro de agua, Pedro Acosta, de la Unión Nacional de Consumidores y Usuarios de Panamá, solicitó a las autoridades regular los negocios de lavado de vehículos, ya que utilizan agua potable para esta actividad, pese a que existen comunidades donde no llega el líquido.
DC – La Prensa