1. Protector solar
Te aplicas el fotoprotector en la cara por la mañana antes de salir de casa y crees que con eso ya has cumplido para todo el día.
¡Error! Los filtros solares empiezan a degradarse en el mismo momento en que los aplicas. El SPF establece lo que va a durar esa protección, que, en el caso del SPF50 nunca es más de dos horas.
Bien. Reaplica cada dos horas, incluso si estás en la oficina. Primero, porque si tienes grandes ventanales, la luz (y los rayos UV) va a alcanzarte también. Y, sobre todo, porque los filtros solares van a dejar de hacer su trabajo. Si te los aplicas de nuevo justo antes de salir a comer tampoco, no servirá porque tendrías que esperar 20 minutos para que hagan efecto.
2. Grado de protección
Has empezado el verano bañada en loción protectora, pero, como ya estás morena, bajas el nivel, porque estás convencida de que ya no vas a quemarte.
¡Muy mal! El hecho de que la melanina se haya activado (precisamente para protegerte de la quemadura que producen los rayos UV) y, con ello, tu piel se haya puesto morena, te está diciendo exactamente lo contrario de lo que piensas. Ahora que luces un bonito bronceado, no estás más protegida. Al contrario, has gastado tu capital solar, que es la capacidad que tiene el cuerpo de protegerte del sol y que tiene un límite.
Bien: no bajes nunca del SPF30 en el cuerpo. Y mantén el mismo régimen riguroso de aplicación a lo largo de todo el verano.
3. Cantidad de producto
Te das una cantidad mínima de fotoprotector porque, si no, se te queda la cara blanca y con brillo.
¡Mal! Si te aplicas una cuarta parte de la dosis recomendada, te proteges una cuarta parte. Y, como mucho, tendrás media hora de protección.
Bien. Aplícate en el rostro la crema que cabe en una cucharada de café. Después, espera a que se absorba y date polvos compactos o un toque de bronzer para reducir los brillos. Multiplicarás la protección, porque el maquillaje contiene minerales micronizados, que también actúan de escudo contra los rayos UV.
4. No alcanza con la crema
Como te has dado fotoprotector SPF 50, te crees invencible y pasas todo el día de playa fuera de la sombrilla.
¡Fatal! Estas fórmulas no te protegen del 100% de la incidencia de los rayos UVB, que son los que te queman, y de los UVA, que son los que aceleran el envejecimiento de la piel. A menos que tu protector actúe específicamente contra los rayos infrarrojos (lo pondrá en el bote), esa parte tampoco estará cubierta. Además, es imposible que puedas aplicarte protector en todo tu cuerpo.
Bien: pon más medios. Busca la sombra, usa ropa de tejido denso, ponte sombrero y lleva gafas de sol.
Fuente: DC|MH