Vicisitudes de palacio, por Luis Barragán (@LuisBarraganJ) 

Representando a los demás proponentes, el diputado Freddy Marcano y el suscrito consignamos copia del Proyecto de Ley Especial del Estado Esequivo (SIC) en el Palacio de Miraflores y en el Palacio Legislativo, además de remitirla a los ministerios de Relaciones Exteriores y de Defensa, las comandancias generales de los componentes de la Fuerza Armada y las Comisiones Permanentes de Política Exterior y de Política Interior de la Asamblea Nacional. Vista la experiencia del Proyecto de Ley de Defensa de la Fachada Atlántica de 2013, juzgamos insuficiente la consignación del proyecto esequivano (SIC) por ante la Secretaría del parlamento para su publicidad o difusión, por lo que preventivamente hicimos la remisión. 
 
El sólo esfuerzo de imprimir, ensobrar y entregar el material fue algo penoso, comenzando por cubrir personalmente el costo, cumplir con los requisitos formales para la remisión y la propia entrega. Ésta pudiera resultar graciosa, si no reflejara la situación del país. 
 
Por una parte, tuvimos dificultades para entrar al Palacio Legislativo gracias a los vigilantes – por cierto, desconocidos – que posiblemente extrañaron la presencia de dos diputados en su lugar natural de trabajo, en medio del receso legislativo. Debían esperar autorización para conducirnos hasta la presidencia de la Asamblea Nacional, preguntándonos si se trataba de una visita personal: por supuesto, los obviamos y continuamos el camino a la antesala. 
 
La entrega material misma de la correspondencia fue un acontecimiento y no tanto porque debimos abrir el sobre y revelar su contenido, sino que hubo que re-explicarles que esa correspondencia y sus anexos constituyen un acto natural que realizamos ante el presidente de una institución a la que pertenecemos, suficiente requisito para ejercer un derecho de comunicación. Cuarenta minutos después, salimos del lugar con la explicación final que le dimos a otra funcionaria que llegó e, irremediable, tuvo que aceptar una misiva evidentemente desacostumbrada, rubricada por dos diputados de la oposición, aunque – además – nos asombro otra cosa:  el testimonio de algunos trabajadores que, allende los jardines de palacio, nos dijeron que tienen prohibida la aproximación al “área de seguridad” de la presidencia. 
 
Más tarde, nos dirigimos a Miraflores y, específicamente, a la taquilla de correspondencia que está a un costado del Palacio Blanco.  El problema no fue sacar la correspondencia del sobre, sino abundar en la explicación de que se trataba de una carta y sus anexos, destinada al Presidente de la República, firmada por dos diputados de la Asamblea Nacional. 
 
La taquillera consultó con otros de sus colegas, después que intentó convencernos de que toda correspondencia de la Asamblea Nacional debe remitirla su presidente y, faltando poco, hizo una rápida inducción de la rutina que cumplen, como es la de procesar las distintas solicitudes de ayuda, enumerando los documentos requeridos al tratarse de viviendas, pensiones, becas, etc. Media hora después, por fin, algo irremediable, tuvieron que aceptar nuestra exigencia ciudadana y parlamentaria: una sencilla carta de remisión que da en lugar de pedir. 
 
Ambos trámites enteramente republicanos, simples y expeditos, resultaron extrañísimos para los funcionarios de un régimen que nos los entiende y rechaza.  Parece mentira que una mera diligencia sintetizara momentos tan desagradables, retratando un poco a lo que hemos llegado. 
 
DC / Luis Barragán / Diputado AN / @LuisBarraganJ 

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