Es realmente difícil encontrar una explicación lógica para que en una nación a la que han ingresado en los últimos 16 años más de 2 Billones de dólares sólo por concepto de renta petrolera, sus ciudadanos estén signados por la escasez y las colas para conseguir los productos básicos para sobrevivir.
Los alimentos, medicinas, productos de higiene personal y del hogar se han convertido en nuestro país en objetos del recuerdo y hemos sido testigos de como han ido desapareciendo marcas y artículos de los anaqueles, muchos de ellos que ya formaban parte de nuestra identidad ciudadana.
Es muy penoso tener que ver y padecer día tras día como cientos de miles de ciudadanos de todas las edades nos vemos obligados a salir literalmente a la caza de los alimentos, medicinas y demás artículos de primera necesidad y permanecer durante horas, expuestos al sol o la lluvia para poder comprar dos pollos, dos paquetes de harina o arroz o un jabón al mejor estilo de los racionamientos impuestos por extintos gobiernos de la Europa oriental.
Pero lo que es realmente inquietante y peligroso es que esas interminables colas que se forman a las puertas de abastos, farmacias, carnicerías, mercados y supermercados públicos y privados han ido sustituyendo paulatinamente nuestro tradicional «hacer mercado» criollo para convertirse en una rutina más. Estas colas se han convertido en un mundo particular con lenguaje propio, códigos de conducta ya establecidos y que han sido caldo de cultivo para que algunos pocos se lucren de la necesidad de sus iguales comprando para revender a precios multiplicados muchas veces por el valor establecido por la «regulación».
Pero esta haciendo algo el gobierno nacional para acabar con la escasez, las colas y lo que ellas representan y con la inflación que devora el ingreso familiar con una cesta básica que es casi diez veces más costosa que el salario mínimo?. Pues las respuestas del Gobierno han sido sólo acusaciones. La guerra económica, (que pareciera ya se ha ido desincorporando del discurso oficial) el contrabando de extracción, el imperialismo, la burguesía parasitaria, la oposición venezolana, el intervencionismo español, y una larga seguidilla de etcéteras que sólo tratan de esconder y aminorar el impacto real de la crisis económica que nos agobia, y eso si, más y más controles, terminales de cédula, capta huellas, horarios determinados en determinados días de la semana y una férrea voluntad no de acabar con las colas, si no de hacerlas invisibles.
Dudo que haya una mayoría importante de venezolanos que aún crean en estos cuentos. Tengo la certeza de que la grandísima mayoría de los ciudadanos de este país esta consciente de que esta situación terrible que nos esta tocando vivir no es más que el producto de 16 años de políticas económicas erradas y discrecionales como los controles de cambio, las expropiaciones, las intervenciones, que redujeron el aparato productivo a su mínima expresión y que hicieron que el país con la reserva petrolera más grande del mundo tenga que importar hasta la última compota que necesitan los niños de Venezuela.
Deberían más bien los voceros del Gobierno comenzar a explicar porque escasean el azúcar y el café si los centrales azucareros y las torrefactoras están en sus manos, o decirle al pueblo porque si hay más de 7 marcas de harinas precocidas de maíz que produce el aparato del estado, sólo llega a los consumidores la única que produce la industria privada, o quizás explicar porque un kilo de carne hay que pagarlo en 1.500,00 Bs (un millón y medio de los de antes) y un kilo de queso duro en 1.200,00 Bs o por que las tan tradicionales caraotas negras cuestan ya 1.400,00 Bs. y de ñapa no se consiguen, si las fincas que producían estos rubros fueron expropiadas en su mayoría en el año 2011.
La responsabilidad de que en Venezuela se comience a legislar y a velar por el cumplimiento de las leyes para rescatar y proteger la producción nacional, para asegurar justicia e igualdad, seguridad jurídica y personal, trabajo digno y salarios justos, educación y salud de calidad no es sólo de unos cuantos políticos y de este o aquel candidato. La responsabilidad esta en cada uno de nosotros que este 6 de diciembre, al ir a votar estemos conscientes que para cambiar a Venezuela debemos darnos una Asamblea Nacional tal como nos la merecemos, conformada en su grandísima mayoría por parlamentarios comprometidos con el cambio y la reconciliación de todos los venezolanos.
DC / Freddy Paz / Diputado AN / @freddyspaz