La recaudación del impuesto al valor agregado aumentó en términos nominales 140% y se situó en 238 millardos de bolívares entre enero y junio de 2015, según el Servicio Nacional Integrado Aduanero y Tributario. Sin embargo, en términos reales hay una merma en la cantidad de bolívares cobrados por este concepto debido a que el alza es producto de la aceleración de los precios de bienes y servicios.
El economista Daniel Raguá, de la firma ODH, explica que ante la ausencia de cifras oficiales del Banco Central de Venezuela, las firmas privadas han hecho sus propios cálculos sobre el alza de los precios. Para la consultora que representa, la inflación entre enero y junio está entre 67% y 90%. Si se toma el tope mínimo de 67%, los 238 millardos de bolívares recaudados por el Seniat representan en términos reales un aumento de 10% con respecto al período del año anterior, que fue de 72 millardos de bolívares.
“Aun cuando los números muestran el esfuerzo de la autoridad tributaria para aumentar la recaudación ante la caída de los ingresos petroleros, la realidad está lejos de que haya un alza de 140% como lo ha informado el Seniat”, señala Raguá.
Cuando se toma el tope máximo de inflación de 90%, promedio entre enero y junio de 2015, el escenario que describe Raguá es aún peor. Se obtiene que la recaudación bajó a 3% en término reales.
Raguá indica que la recaudación que se obtiene del IVA no debería aumentar porque no ha habido un incremento de la cantidad de bienes y servicios disponibles en la economía. Considera que más bien se observa una escasez de productos que no tiene precedentes en la historia económica de Venezuela.
“No ha habido un aumento en la producción ni en las importaciones y las previsiones de crecimiento establecen que el producto interno bruto (cantidad de bienes y servicios que produce un país en doce meses) ha descendido”, agrega.
La economista Tamara Herrera asegura que la recaudación refleja “muy bien la inflación porque son valores nominales; es decir, bolívares corrientes”. Esto es muy distinto a la recaudación real que son los bolívares indexados a la inflación que sí reflejan una caída.
Advierte que las cifras del Seniat generalmente son subestimadas para luego anunciar que se ha superado la meta de recaudación. Refiere que en los últimos años el Ejecutivo ha retrasado la publicación de la nueva unidad tributaria para evitar indexarla a la inflación, lo que disminuye el cálculo de las exenciones que tienen los contribuyentes.
Dinero sin valor. El economista Francisco Rodríguez, de Bank of America, señala que lo que está ocurriendo en la economía venezolana es que, por un lado, la recaudación tributaria está subiendo al ritmo de la inflación y, por otro, los ingresos petroleros son vendidos al BCV a 6,30 bolívares por dólar. Sin embargo, los precios que tiene que pagar el gobierno por el gasto público están aumentando.
“En términos reales el gasto público está disminuyendo por la inflación. El gobierno está imprimiendo dinero inorgánico, pero cuando entra en la dinámica económica de la gente y del día a día ese dinero ya no vale nada”, añade Rodríguez.
Con respecto hacia dónde puede conducir esta situación inflacionaria, Raguá asegura que la economía está entrando en un proceso muy difícil: “Nos acercamos a una hiperinflación con recesión. En la medida en que hay menos productos y servicios en la calle y el BCV sigue imprimiendo dinero, el desbalance que existe entre la cantidad de dinero y bienes disponibles es mayor”.
“En economías con hiperinflación o alta inflación la bancarización se ve afectada porque el valor del dinero se reduce tanto que la gente retira todo los depósitos y disminuyen las transacciones. Este fenómeno incide en la recaudación de impuestos que se realiza precisamente a través del sistema financiero”, puntualiza Raguá.