28 municipios en los estados Amazonas, Apure, Táchira y Zulia se encuentran bajo estado de excepción. Esto supone la restricción de derechos civiles y políticos fundamentales para el ejercicio de una ciudadanía plena de los habitantes de estas zonas. Según el Gobierno nacional, la decisión de decretar los estados de excepción en estas entidades es consecuencia de la supuesta guerra económica de la cual es víctima el país por parte de grupos paramilitares provenientes de Colombia. Así, la escasez, la inseguridad, el alto costo de la vida, la depreciación del bolívar, serían el resultado de una estrategia que busca derrocar al gobierno revolucionario. Otros dicen que lo que hace el régimen es intentar asustar a la oposición para que no pueda hacer campaña. En esto último también se equivocan.
En el Zulia esta infausta medida fue decretada hace un mes, con el apoyo de Arias Cárdenas, quien debería ser el defensor de los zulianos y no el principal represor y perseguidor de quienes merecen que, en cambio, tengamos representantes que estimulen la producción y el libre comercio.
Hace 30 días exactamente la «revolución» cerró nuestra frontera en un intento que todavía no ha dado frutos pues supuestamente buscaban restablecer la aparición de los aún inexistentes artículos de alimentación y medicamentos.
Aunque en un principio se vendió el sistema captahuellas como la panacea que resolvería esta crisis, ante el fracaso de esta medida que benefició sólo al enchufadito regional, al Gobierno se le metió en la cabeza la idea del estado de excepción, o de decepción pues todo ha sido otro vano intento del fracasado madurismo.
Yo le pregunto a Maduro, a Arias y al amigo Diosdado Cabello, quien lee esta columna, según lo confesó en su programa, ¿Dónde están los alimentos que iban a aparecer cuando cerraran la frontera? ¿Por qué las colas continúan en los supermercados? ¿Por qué aún no se consigue leche en polvo, arroz, pollo, margarina, azúcar, harina de maíz, harina de trigo, pastas, salsa de tomate, mayonesa, papel sanitario, detergentes, desodorantes, toallas sanitarias y una lista interminable de medicamentos? Explíquenme ¿Por qué no han aparecido estos bienes de consumo prioritario?
Es más, pregúntenle ustedes amigos lectores a cualquier chavista lo que apunto más arriba y verán que su única respuesta será que hay una guerra económica de la oposición. Respuesta manida e inverosímil ya hasta para ellos mismos que la usan como débil defensa ante la falta de argumentos sólidos.
Definitivamente, a un mes del cierre de la frontera, a Maduro le falló el torniquete que dijo haber aplicado para frenar el contrabando, intentando hacernos creer que había anunciado la solución al problema.
Pues resulta señor Presidente que la hemorragia sigue incontenible porque, como lo evidencian los expertos económicos y lo he dicho en otros artículos, la solución no es aplicarle torniquetes a los zulianos, la solución es producir, estimular el comercio, el desarrollo agropecuario, los créditos a la pequeña y mediana empresa, hacer que los dólares vayan a mano de importadores de materia prima, fertilizantes, repuestos y demás necesidades que estimulen el aparato productivo.
El torniquete sí debe existir; pero debe aplicársele a la corrupción en PDVSA, a los ministerios, a las gobernaciones donde abundan los chupasangres mercenarios de la política. El torniquete debe contener a la delincuencia, a los jueces corruptos que liberan criminales, al Ejército que debería evitar el contrabando, a los Guardias Nacionales que permiten el bachaqueo, a los incompetentes de Corpoelec que nos cortan la luz a diario, a los inoperantes de Hidrolago que nos tienen sedientos. A esos hay que aplicarles el torniquete, no a la gente que quiere pasar por la frontera, cuando todos sabemos que por las trochas sigue el contrabando bajo la mirada cómplice de las autoridades.
Cuando comiencen a aplicar estos torniquetes comenzarán a hacerle justicia al pueblo zuliano y al pueblo venezolano.
DC / Lester Toledo / Diputado del CLEZ y Dirigente de VP / @LesterToledo