Nació con cuerpo de varón pero el próximo domingo, Ángela Ponce, que ya ostenta el título de Miss Cádiz, luchará por colocarse la corona de Miss World Spain 2015 y convertirse en la primera transexual con ese título en España.
«La sociedad no está educada para la diversidad. Es lo que me ha hecho hacerlo público. Quiero decir: aquí estoy yo y no soy rara, sólo tengo una historia diferente. Una mujer a la que la vida le vino de otra manera pero soy una mujer», aseguró.
Si gana el concurso, que se celebra en la localidad malagueña de Estepona (sur), prometió destinar parte de su reinado a la Fundación Daniela, dedicada a la sensibilización del colectivo transexual y transgénero, y a contar su historia al mundo.
«Yo me presenté como Ángela Ponce y gané como Ángela Ponce. Lo conté porque forma parte de mi historia y no tengo por qué ocultarlo. Después, cuando gané me propusieron trabajar con la Fundación Daniela y me dije ¿Por qué no?», relató.
Para esta organización, Ángela sigue el camino, cada vez más normalizado, que han abierto otras misses como Jenna Talackova, Miss Vancouver 2012 en Canadá, o agencias de modelos como The Atlantic, en Nueva York, especializada en modelos trans.
«Hasta hace muy poco la mayoría de la gente daba por hecho que las personas transexuales aparecían de repente cuando cumplían la mayoría de edad o incluso pensaban que se trataba de una perversión, manifestó África Pastor, vicepresidenta de la Fundación Daniela.
Sin embargo, «poco a poco, gracias a los medios de comunicación y a las familias de niños y niñas transexuales, estos mitos tienden a desaparecer aunque queda mucho trabajo por hacer desde todos los ámbitos», concluyó.
Ángela, que realizó su cambio completo de sexo en abril de 2014, siempre supo que era una mujer. Ahora, con 23 años de edad y unas medidas de infarto (90-61-90), compagina su carrera de modelo profesional con el trabajo en el restaurante de sus padres, aunque aspira a ir a la universidad y estudiar inglés.
«La base de todo es que mi familia me apoya. Cuando era pequeña íbamos con mi hermano a comprar a una gran superficie y mis padres me decían que podía coger un juguete. Yo recuerdo irme para las muñecas y coger la muñeca Barbie y decirles: esto es lo que yo quiero», declara Ángela.
«Nunca me dijeron no, los niños juegan con balones y coches y las niñas con muñecas. Mi padre cogía la Barbie y montaba la muñeca conmigo. Por eso dentro de lo malo he sido muy afortunada», asegura.
Le gustaba ponerse los vestidos de su madre, bailar como las niñas y jugar con muñecas pero tomó la primera comunión vestida de almirante y «feliz» ya que no sabía que podría llegar a ser mujer.
Fue a los 11 años cuando empezó a investigar y a descubrir la transexualidad y a partir de ahí se dijo así misma que lucharía por ser «quien realmente soy».
Afirma que no fue discriminada en el colegio, aunque admite que tuvo que sufrir la incomprensión de muchos. «Siempre estaban los típicos graciosos que te insultaban o que se creían mejores que tú, o que te miraban por encima del hombro», añade.
A partir de ahora quiere luchar por que los jóvenes tengan más información, ya que aún «la gente no sabe qué es la transexualidad, todavía se sigue confundiendo con travestismo».
«Aquí con mis compañeras me pasa que me dicen: anda, yo es que tenía otro concepto antes de conocerte».
Su sueño es que historias como la suya lleguen a normalizarse y que la sociedad acepte la diversidad que ya existe en ella.