La escuela. Lugar para aprender, hacer amigos y desarrollar valores y normas sociales. Un espacio que divide a sus alumnos en tres grupos: los exitosos que alcanzan buenas notas, los regulares que tienen logros en algunas cosas y en otras no, y los malos alumnos, que son señalados como flojos, que no les agrada los estudios y son poco participativos.
Estos calificativos, inclusive, son usados por los padres que demandan de sus hijos una entrega absoluta a sus estudios y, por supuesto, buenas notas. Es más, frecuentemente los padres de la actualidad compiten con los éxitos de sus hijos, escuchándoles frases que van desde «Mi hijo pasó a primer grado» hasta «Mi hija es doctora», que muchos pintan sobre las ventanas de sus vehículos.
De acuerdo con la psicopedagoga Sheyla Garcés, los padres olvidan «que el aprendizaje es un proceso donde convergen diferentes variables que interfieren de una u otra forma en el éxito o fracaso, entre ellas: la autoestima, la seguridad, los hábitos, el conocimiento, la responsabilidad, las relaciones sociales, etcétera», todos valores inculcados primordialmente por los padres y la familia con la que comparte constantemente el niño.
Para la profesional de la educación, los representantes del escolar deben estar muy conscientes de que la experiencia de la escuela puede ser muy satisfactoria como muy frustrante, y que el esfuerzo de verla con el mejor cristal viene del ejemplo de los progenitores y del apoyo que estos brinden en casa, soporte que no se traduce en hacerle la tarea a los muchachos sino reforzar la educación impartida en la escuela y participar realmente en la formación del joven.
Sobre todo, para muchos educadores de hoy ver únicamente como «exitoso» las calificaciones altas del alumno no denota realmente lo que podría considerarse como positivo. La participación en el hogar y en la escuela, los valores sólidos, el asumir responsabilidades, son actitudes que duran para toda la vida. «Por lo tanto, nunca estará de más una palabra, una información, una imagen, una orientación que nos ayude a entender, comprender y superar las dificultades que encontremos en el camino y poder superarlas entre todos los actores involucrados. Esto supone estar dispuestos a revisar nuestras actitudes y conductas cotidianas y así aumentar y mejorar nuestra experiencia», añade Sheyla Garcés.
Según la propia psicopedagoga, existen ciertas pautas para ayudar a los padres a que sus hijos experimenten mejor la escuela, entre ellas:
DC|Estampas