Piénsalo bien antes de modificar tu régimen alimentario. Recuerda cómo se forma la piel de naranja y reflexiona: ¿Tendrá una dieta el poder de cambiar tu piel?
Allí está: en piernas y brazos. No importa si eres delgada o corpulenta. Esa enemiga común llamada celulitis prácticamente está presente en todos los cuerpos de las mujeres adultas, que desesperadas recurren a todo tipo de indicaciones para hacerla desaparecer.
«La celulitis puede describirse como una alteración del tejido celular subcutáneo que se caracteriza por un cúmulo de grasa con retención de agua y sustancias de desecho que el sistema linfático no está depurando eficientemente en su totalidad», explica Marta Hurtado Pulyoza, nutricionista clínico en endocrinología y metabolismo , quien también refiere que la aparición de la celulitis estaría vinculada a una característica propia del sistema linfático, pues este no posee una bomba, como el corazón en el caso del sistema circulatorio, lo que ocasiona que no exista un correcto drenaje, problema que se incrementa aún más con el sedentarismo.
Para «eliminar» la celulitis se ha inventado un sinfín de productos como cremas, masajes, tratamientos, pastillas, aparatos, recetas de la abuela, ejercicios y un largo etcétera, que hasta ahora parecería no haber dado con el punto justo para hacer sucumbir a la piel de naranja.
Estos regímenes (son múltiples; al escribir «dieta anticelulitis» en los buscadores de Internet, aparecerán decenas de institutos estéticos, gimnasios y particulares con variados consejos, acompañados de la ocasional pastilla para combatir la grasa) sugieren aumentar el consumo de vegetales, fibra y frutas, y bajar la cantidad de sodio, azúcares y leche, al mismo tiempo que agregar el consumo tanto natural como suplementario de hierro y vitamina C.
Sin embargo (y a pesar de lo sanas que puedan ser estas dietas), los especialistas en nutrición no dan fe de ellas, pues aún no existen estudios científicos que hayan logrado determinar si estas formas de alimentarse controlan realmente (y por sí solas) la llamada piel de naranja.
DC/EL UNIVERSAL