¿Causante de migrañas y abortos espontáneos? ¿Responsable de ansiedades y acidez? ¿O bueno para evitar la diabetes, el cáncer y la demencia? Estudios presentados en Colombia prueban que el café dejó de ser el villano de la película.
Considerado por muchos como un “malvado” causante de innumerables molestias, el café cuenta, paradójicamente, con más efectos positivos que negativos, afirmaron a la AFP expertos internacionales asistentes a una feria de cafés especiales en Bogotá, que finalizó este fin de semana.
Para el finlandés Jaakko Tuomilehto, catedrático en Salud Pública de la Universidad de Helsinki, “mientras más café tomes, mejor para reducir el riesgo de diabetes”, afirma contundente desde Colombia, cuarto exportador mundial del grano.
“Está comprobado que si tomas de dos a tres tazas diarias de café, el riesgo de padecer diabetes cae un 10%. Si son cinco, tal vez un 30%”, insiste este doctor perteneciente a uno de los países más consumidores de la popular bebida y donde -destaca- hay investigaciones al respecto que incluyen a más de 50.000 personas.
El oscuro líquido brinda además otras luces: “Previene el riesgo de diferentes enfermedades neurológicas como el Parkinson y la demencia”, agrega Tuomilehto, también miembro de la Sociedad Internacional de Hipertensión y la Sociedad Europea de Cardiología.
La perversidad del café queda en duda cuando al consumirlo, “hay un menor riesgo de desarrollar cáncer de hígado”, dice por su parte el doctor Jorge Chavarro, profesor de Nutrición y Epidemiología de la Universidad de Harvard (Estados Unidos).
Chavarro, quien da recomendaciones junto con otros expertos a la agencia estadounidense Food and Drug Administration (FDA) y otras dependencias encargadas de las guías dietéticas nacionales, recuerda que “durante muchísimo tiempo ha quedado en el conocimiento popular que el café es inherentemente malo”.
Sin embargo, “para la mayoría de las enfermedades investigadas, el café no aumenta ni disminuye su riesgo. En muchas, la evidencia muestra que tiene efectos beneficiosos”, añade, basándose en una revisión de la literatura publicada sobre el tema, que incluye las guías estatales, el European Journal of Medicine, entre otras.
Colesterol, comprobado
No exento de mitos a su alrededor, la ingesta de café sin filtrar aumenta los niveles de colesterol en la sangre.
“Investigaciones hechas en la década de 1980 mostraron que los consumidores de café tienen el colesterol más alto que los no consumidores”, afirma Tuomilehto, investigador del proyecto Diamond de la Organización Mundial de la Salud (OMS), enfocado en la diabetes infantil.
Sin embargo, si el café se filtra, los componentes que provocan esta reacción “se quedan” en el papel, agrega.
¿Que el café adelgaza? No es cierto. ¿Que provoca abortos espontáneos? No hay pruebas, aseguran ambos.
Pese a ello, muchas embarazadas dejan de consumirlo por temor a una posible afectación del feto.
“La mayoría de personas que cambian su ingesta de café durante el embarazo lo hacen porque tienen náuseas severas y éstas son predictoras de un buen pronóstico”, asegura Chavarro.
Entonces, “no es posible diferenciar entre un verdadero efecto del café, de cambios en su consumo y el resto de factores”, insiste el investigador.
El elixir no se salva de producir reacciones adversas como taquicardia, insomnio, ansiedad, aumento transitorio de la tensión arterial, sudoración o, incluso, diarrea, “efectos agudos a los cuales la mayoría de personas desarrolla tolerancia”.
Depende de cada cuerpo determinar qué tanto le conviene, porque “todos tenemos diferentes formas individuales de tolerarlo. Algunos toleran mucho, otros muy poco (…) Una cantidad moderada siempre es lo mejor”, sugiere Tuomilehto.
Un estudio publicado en la revista Science en 2013 recomienda, por ejemplo, un máximo de cuatro tazas diarias para evitar dañar la salud.
El experto Carl Lavie, coautor de la investigación, explica que “continúa el debate sobre los efectos del café, con estudios que sugieren toxicidad y otros incluso efectos beneficiosos”.
DC/AFP