Militares y cúpula del PSUV usurpan Alcaldía de Caroní al desterrar a José Ramón López

El Gobierno ha decidido quitar del medio al alcalde chavista José Ramón López antes del 6 de diciembre, fecha de las elecciones parlamentarias, destapando un presunto hecho de corrupción en el seno de la municipalidad. Se trata de uno de los primeros casos del período de Nicolás Maduro en el que el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) destierra a un burgomaestre en funciones, como lo ha hecho este martes en la noche al imputar al alcalde y solicitar su privativa de libertad.

Hasta entonces el Gobierno solo había actuado en contra de los suyos una vez que estos salieran del poder, tal como pasó con cuatro de sus exalcaldes. Esa fue la sumatoria de administradores municipales al final de 2013, año en que Maduro utilizó la bandera de la lucha anticorrupción para imprimir transparencia a su gestión.

Pero no es el municipio Caroní una jurisdicción cualquiera. Desde la era Hugo Chávez, Ciudad Guayana ha jugado un papel trascendente para la “revolución bolivariana” tanto por lo estratégico de su localidad, como por la fuerza sindical concentrada al sur del país.

A escasos dos meses para unas elecciones legislativas con visos de plebiscito para la administración central, el Gobierno ha decidido arriesgarse y sacrificar el liderazgo que en las dos últimas elecciones y, con ventaja, José Ramón López atesoró al servicio del partido. ¿Por qué desplazar al alcalde de Caroní? ¿Cuál fue el pecado de López? ¿Qué busca el PSUV con esta estrategia?

La bandera anticorrupción

Como en otros casos en el país, la corrupción ha sido el ardid que ha activado al Ejecutivo para deslastrarse de los dirigentes en desgracia.

Desde 2005, Chávez hizo de todo para consolidar la “unidad perfecta” en Bolívar pese a las diferencias internas devenidas, en principio, por la contraposición entre militares y civiles, y posteriormente porque la Alcaldía de Caroní había sido el único espacio -hasta entonces- donde el gobernador Francisco Rangel Gómez no tenía absoluto control.

López sirvió para consolidar el liderazgo de Chávez en las bases donde Rangel nunca ha gozado de buena fama. Así, Francisco Rangel garantizaba la organización y movilización, y López el pueblo.

Pero en algún momento la fórmula comenzó a fallar. Las últimas elecciones presidenciales, donde el PSUV perdió el municipio Caroní, las responsabilidades comenzaron a ser parte del debate interno.

Rangel, que siempre ha sabido colarse en altas esferas, socavó el liderazgo de López en sus debilidades: los vicios, el manejo integral de los desechos sólidos, la recaudación, el crecimiento desordenado de la ciudad… y la corrupción.

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