También el sonido de la lluvia al caer, las voces de niños, el «click» de un bolígrafo o el golpeteo de dedos sobre una mesa.
Son algunos de los sonidos del día a día que irritan enormemente a quienes sufrenmisofonía, hasta el punto de provocarles altos niveles de ansiedad, disgusto, ira extrema y miedo.
«Afecta de forma diferente a cada persona pero, en la mayoría de los casos, los sonidos que más molestan son los de otra gente comiendo o respirando» añadió Guy Fitzmaurice.
Fitzmaurice sufre el trastorno desde los 10 años, aunque en ese momento no sabía que lo tenía. Sólo sentía que «le molestaban los ruidos» que producían otras personas.
DC/BBC