Sobre las 9:30 de la noche del jueves, en medio del mayor sigilo, comandos especiales de la Policía, apoyados por la Fuerza Aérea, llegaron al refugio de Víctor Ramón Navarro Serrano, ‘Megateo’, jefe del reducto guerrillero.
Una comisión especial de la Dijín lo había ubicado en un rancho en zona rural del corregimiento San José del Tarra, en Hacarí, Norte de Santander, tras una milimétrica y paciente operación encubierta que se había mantenido desde el 16 de agosto pasado, cuando el capo logró huir junto con sus escoltas.
Ese día, por el filo de una montaña, fue sacado herido en un brazo luego de que francotiradores de la Fuerza Pública se infiltraron en la vereda Guayabón, en La Playa de Belén. Esa población está distante a unos 17 kilómetros del sitio en el que este viernes fue hallado. Cinco hombres del anillo de seguridad que estaban con él murieron.
“Se habían desarrollado varias operaciones contra este narco. La noche de ayer (jueves) logramos cristalizar una operación en donde la capacidad investigativa, inteligencia y preparación física de nuestros comandos permitieron llegar hasta su guarida”, dijo el general Rodolfo Palomino, director de la Policía.
La condición de ‘Megateo’ como guerrillero del reducto del Epl, que se mantuvo armado para seguir en el negocio del narcotráfico pese a la desmovilización de ese grupo en 1991, permitió que la Fuerza Aérea bombardeara momentos antes puntos cercanos al refugio del capo para asegurar la zona.
“Se dio un gran golpe a un individuo que había causado muchísimo daño, no solo donde vivía sino en todo el país”, dijo este viernes el presidente Juan Manuel Santos al término de un Consejo de Ministros en la Casa de Nariño. Y continuó: “Es un golpe que realmente nos debe llenar de alegría por el daño que había hecho, la forma como controlaba el narcotráfico, la extorsión, y reclutaba niños. Se había convertido en un dolor de cabeza para nuestras autoridades”.
Momentos antes, en Santa Marta, el ministro de Defensa, Luis Carlos Villegas, había dicho que “los habitantes del Catatumbo son hoy más libres que ayer, hoy pueden tener un mejor futuro y esperanza”.
La caída de ‘Megateo’ no solo es un golpe al corazón del narcotráfico, sino que representa el éxito más importante de la Fuerza Pública después de la muerte del entonces máximo jefe de las Farc, ‘Alfonso Cano’, en noviembre del 2012.
EE UU lo seguía
‘Megateo’, de 39 años, era considerado uno de los objetivos de la Fuerza Pública. Por él Colombia ofrecía 2.000 millones de pesos de recompensa, que se sumaban a los 5 millones de dólares de Estados Unidos.
El poder narcotraficante de Navarro Serrano se había consolidado en los últimos 25 años a través de alianzas con el frente 33 de las Farc, el Eln, el ‘clan Úsuga’ y la mafia mexicana y la italiana. Las autoridades dicen que aprovechó la frontera con Venezuela, donde también tenía tentáculos, para enviar droga a EE UU. y Europa.
Además de traficar miles de toneladas de cocaína, que le valieron un proceso en una corte del Distrito Sur de la Florida (Estados Unidos), consiguió crear un santuario en el corazón del Catatumbo.
Con pagos a un sector de la comunidad que lo veía, según la Policía, como un Robin Hood, y sobornos a la Fuerza Pública y autoridades locales, pero también con amenazas y desplazamientos a quienes se resistían a su poder corruptor, ‘Megateo’ se consolidó en la zona. Le atribuyen ser el dueño de los cultivos de coca en el Catatumbo (pagaba 4 millones de pesos a familias que sembraban los narcocultivos). Creía que se podía mover en la región como si fuera su casa. Hacía alarde de sus joyas de oro, de tener a toda mujer que deseara (incluso las tatuaba como si fueran de su propiedad) y de moverse en lujosas camionetas y gastarse su fortuna en licor. (También: Los capos colombianos que han caído en los últimos años)
“Tenía una sofisticada organización que camuflaba la plata de sus actividades ilegales en casas de empeño y otros negocios para lavarla”, dijo el fiscal Eduardo Montealegre, quien destacó que en la operación también fue clave la información suministrada por una comisión del CTI. La mayoría de ellos eran ex-DAS que investigaban a ‘Megateo’ desde que el capo asesinó a 10 agentes de ese organismo y siete militares cuando estaban rumbo a una operación que buscaba su captura.
Por esos hechos, la justicia condenó a 40 años de cárcel al exdetective del DAS Carlos Alberto Suárez Reyes por haber entregado información a ‘Megateo’.
Su fortuna
Hace menos de un mes, la Policía y la Fiscalía ocuparon 39 bienes, valorados en 20.000 millones de pesos y que estaban a nombre de testaferros del narco, incluyendo una mujer que figuraba como contratista de la Alcaldía de La Playa de Belén. Además, a través del Grupo de Acción Financiera de Latinoamérica (Gafilat) rastreaban movimientos financieros que habría hecho el capo del Epl a través de terceros en Estados Unidos, países de Centroamérica y Suramérica.
Este diario hizo público que Navarro, oriundo de San Calixto (Norte de Santander), tiene cuentas en bancos en Miami, Nueva York y San Francisco (EE. UU.), así como Shanghái y Hong Kong (China). Estados Unidos calcula que en los últimos años ha logrado blanquear al menos 4.000 millones de dólares (12 billones de pesos).
Ahora el reto es evitar un heredero
El gran reto de la Fuerza Pública es conseguir que la caída de Víctor Navarro, ‘Megateo’, signifique en el Catatumbo el fin del accionar criminal de la disidencia del Epl.
Este grupo ilegal, aunque figura como guerrilla, ha consolidado su poder en los últimos 25 años a través del narcotráfico y las alianzas con las Farc, el Eln, el ‘clan Úsuga’, carteles mexicanos como los de Joaquín el ‘Chapo’ Guzmán y mafias en Venezuela.
En el organigrama que tienen Policía y Fuerzas Militares aparece que Guillermo León Aguirre, alias David León, podría ser el gran heredero de esa red criminal.
De hecho, León Aguirre figura como el máximo jefe del Epl. Pero investigadores atribuyen eso a una estrategia de ‘Megateo’ de mostrarse como subalterno.
También figura un hombre a quien llaman ‘Pácora’ o ‘Grillo’, encargado de manejar la nómina de uniformados corruptos.
No dejó las armas en el 91
Tras delinquir por varios años con las Farc, Víctor Ramón Navarro, alias Megateo, se unió en la década de los 80 al Ejército Popular Liberal (Epl), grupo guerrillero creado en 1969 con 4.000 integrantes. En 1991, cuando ‘Megateo’ tenía 15 años y esa guerrilla inició diálogos para desmovilizarse, algunos integrantes, entre ellos Navarro, se negaron a dejar las armas. La presión de la Fuerza Pública redujo a esta guerrilla a una pequeña disidencia replegada en la zona del Catatumbo. Por el compromiso que ‘Megateo’ mostró con la organización criminal, fue escalonando hasta ser nombrado jefe de milicias en San Calixto (Norte de Santander) y, luego, jefe de finanzas del frente ‘Libardo Mora Toro’.
Allí, ‘Megateo’ logró hacer alianzas con el ‘clan Úsuga’ y ‘los Rastrojos’ para el tráfico de drogas a Europa y EE UU.