Ingrid Perscky, uróloga y cirujana, es uno de los médicos con mayor trayectoria en su campo. En base a ello habla sobre la situación del sector salud panameño, los problemas que afrontan, cómo se podría solucionar, y cómo deben establecerse políticas de Estado a largo plazo para no seguir improvisando. También plantea la catástrofe política y social que implicaría la unificación del Ministerio de Salud con la Caja del Seguro Social. Por estos días dirige un congreso sobre la salud masculina.
¿Cómo está el sistema de salud en Panamá?
Está crítico. No digo que esté en intensivos, pero sí crítico. No es un problema de gobierno; sino de políticas de estado mal estructuradas. La salud es una ciencia…
…Con una parte administrativa…
Sí, eso se llama la economía de la salud. Está la parte de la planificación, de lineamientos que hay que tener. Este es un país tan pequeño en población que debieramos ser el ejemplo mundial de lo que es un sistema de salud organizado. Falta un manual de salud. Aquí hay muchos expertos. Hay que contratar salubristas, que determinen cómo manejar el sistema de salud. Hay que enfocarse en prevención.
¿La salud se ha politizado?
Todo entra en la política. La salud depende de un ministerio, que depende de un ministro, que depende de una organización que, generalmente, la nombra el presidente que sube al poder a través de un partido.
¿No por mérito?
Que hayas subido por política no excluye que tengas méritos.
¿Cómo ve a las actuales autoridades?
Estamos un poco confundidos y hay que separar urgentemente el tema de definir qué ha ocurrido en los ministerios en la pasada administración. No podemos dejar que los ministerios se vuelvan sucursales de las fiscalías. Se está cometiendo un daño terrible. Hay que hacerlo, debe haber personal para que lo haga. Hay que seguir adelante, hacer proyectos. Se debe dividir la parte legal de la política.
Santo Tomás, caja del seguro social… Todo es pura queja.
Siempre las ha habido. Yo trabajé 12 años en Aplafa (Asociación Panameña para el Planeamiento de la Familia). No hay institución más pública que esa. El sistema de salud en este país siempre ha estado mal. Y uno se pregunta cómo se puede poner peor… pero es que siempre ha estado mal.
A los médicos privados les conviene que la medicina pública no sirva…
¡Claro que no! ¿Cree que el paciente que va al seguro desde las 3 a.m. podría pagar para ir a una consulta privada? El que lo hace es apenas el 5%. ¿Qué tiene de malo? Hay que cambiar otra cosa: los médicos no somos unos monstruos. ¿Saben cuántos años le he dedicado a estudiar? Tuve que pasar muchos exámenes para ser médico. Tengo una responsabilidad muy grande. Yo merezco vivir de mi profesión. Si la hago bien, puede ser un negocio. No me beneficio, ningún médico, de que el sistema de salud sea un desastre. La mayoría de los médicos somos conscientes, el problema es que están totalmente desgastados por unas instituciones que no les proveen las herramientas. ¿A quién le va a echar la culpa el paciente? Al médico que tiene que ver 25 pacientes en un día. Aunque sea Mandrake no se le puede dar el tiempo necesario al paciente. Debe haber un cambio integral en el sistema. Debe dársele dignidad al paciente, y por tanto se le tiene que pagar bien al médico.
¿Es una profesión mal pagada?
¡Totalmente! Por eso todos se quieren ir al sector privado.
Pero hay médicos que, pareciera, no les gusta la profesión…
Como en todas las profesiones hay los honrados, los dedicados, los que tratan de ser los mejores.
¿Todo el que se gradúa es bueno?
¡Claro que no! La graduación solo es un diploma y tienes solo los conocimientos básicos. Es cómo te enfocas en la profesión y cuánto aprendes. Por eso necesitamos educación médica continuada, congresos, que los gobiernos patrocinen eventos destinados a actualizar a los médicos, hay que motivarlos.
Usted está organizando un congreso de salud masculina…
Con muchísimo esfuerzo para el mes de diciembre, el Global Men’s Health Summit (‘Congreso mundial de salud masculina’, en castellano). Hemos logrado traer un evento que marcará un hito, porque nunca se había logrado juntar a 60 científicos que consideran que es momento de hacer de la salud masculina una rama especial de la medicina. La Organización Mundial de la Salud y la Organización Panamericana de la Salud, vienen a Panamá a firmar un consenso sobre lo que debe ser la salud masculina, cuál debe ser la integración entre los gobiernos, las instituciones privadas para promover la salud del hombre y prevenir las enfermedades.
¿La salud masculina en Panamá? ¿El hombre panameño se cuida?
No. El hombre panameño no se cuida; pero no es exclusivo de nosotros. En general, en el mundo, el hombre no se cuida. No tiene esa cultura, no se preocupa de su físico de sus enfermedades.
¿Es algo cultural?
Sí, es cultural. Las mujeres, por naturaleza, como concebimos y somos las que tenemos los hijos, hormonalmente estamos más predispuestas a ser más cuidadosas y detallistas. Se nos enseña de generación en generación. La mujer es la que lleva a los hijos al pediatra, entonces también está más pendiente de su cuerpo y su salud. Si uno hace un análisis profundo, la mujer empuja al hombre a ir al médico. Desafortunadamente, por la alta tasa de divorcios, donde las familias están disgregadas, al hombre le llega a faltar ese apoyo de la mujer que estuvo con él por muchísimos años. Por una serie de eventos, a pesar de la liberación femenina, se espera que el hombre sea el soporte del hogar.
Hay hombres que se apenan, tan siquiera, de hablar del examen de próstata en pleno siglo XXI…
Eso no es así. Al hombre ya no le importante tanto hacerse el examen rectal. Le da pereza y a nadie le gusta que lo examinen. Es algo necesario. Muchos médicos difunden el mito de que un examen de sangre es suficiente. Eso lo dicen, muchos médicos que no son urólogos. Pero es un examen necesario, a veces el examen de sangre no refleja si hay problemas.
¿Y ha recibido apoyo del gobierno para ese congreso?
No puedo decir que han sido fríos, pero muy neutrales. Yo he tratado de involucrarlos en el proyecto, y aún sigo esperando respuesta.
¿Hay apatía?
Sí, un poco. Siento a la gente deprimida, que no ven más allá de los tantos problemas que han heredado; pero esos problemas han estado siempre ahí, todo depende de cómo los manejas, si te desdoblas y haces también lo tuyo.
¿Cómo quedaría la imagen del ministro Terrientes si los apoya?
Nos está apoyando, de alguna manera. Él va a quedar igual, porque no voy a permitir que Panamá quede mal.
¿Y sus colegas médicos se interesan en formarse?
Hay muchísimo interés, pero el gobierno debe apoyar, enviar a los médicos institucionales. Es un evento multidisciplinario con un enfoque muy grande en cardiología.
¿La caja del seguro social?
No contamos con su apoyo y me ha dolido. No sé por qué no han apoyado. Lo he intentado.
¿Qué le ha dicho Estivenson Girón?
Me designó a la parte médica y la respuesta ha sido, casi siempre, que están muy ocupados con todos los problemas, que mi carta se perdió. Creo que no estamos acostumbrados a iniciativas individuales. Si como individuo tienes una buena idea, es muy difícil.
¿Cómo se siente con el escándalo de los artículos promocionales?
Hemos quedado haciendo un escándalo por eso. ¿Crees que ese es el problema de la Caja? Alguien se enredó. Son cosas que haces y luego te revientan en la cara; pero ese no es el problema de la Caja del Seguro Social. Esa es una noticia para un tabloide. El problema de la Caja del Seguro Social es mucho más complejo que algunos regalitos. Involucra la parte médica, la de las prestaciones y las de la jubilación, que también debe estar totalmente dividida; pero somos el país paila, porque es como el guacho: todo va a la paila y se pierde el foco, la gente ya no distingue lo de la jubilación de la falta de medicamentos.
¿La integración?
Cuando estaba en mi etapa de internado, hace miles de años, me tocó vivir lo de la integración. Eso jamás funcionará. Hacer un sistema integrado será el desastre más grande que pueda haber en lo social y lo político, porque primero hay que sanear cada institución que tenga su propia idiosincrasia y problemas. Tenemos una redundancia de facilidades y carecemos de personal.
EP