El señor Alexis García fue llamado del Hospital Universitario de Maracaibo para recibir un trasplante de riñón, que esperaba desde hace tres años.
El jueves de la semana pasada, hubo un apagón y se interrumpió la operación. Casi le cuesta la vida al abogado de 56 años.
“Yo preparé todo y nos fuimos para el hospital», ahí le hicieron exámenes para verificar la compatibilidad hasta las 11:00 de la noche. «Cuando finalmente nos dicen que de los seis preseleccionados, solo dos habían quedado, Alexis y otra señora”, comentó su esposa, Eslinda Espina.
García llegó al HUM a las 11:00 de la mañana y finalmente lo ingresaron al quirófano a las dos de la tarde.
“Yo solo escuchaba que el médico decía: ‘En este pabellón no puedo operar porque no hay iluminación, y así llegamos a la tercera sala, donde, al cabo de unos minutos, quedé inconsciente, pero también confiado de que todo saldría bien”, relató García.
A las 4:50 de la tarde se fue la luz en el Hospital Universitario. Las plantas no funcionaron y todo quedó oscuro.
“El trasplante no pudo realizarse porque el apagón no lo permitió y, además de eso, el riñón se pudrió porque pasó más de 30 horas sin refrigerarse. Lo medio cosieron, alumbrando con las linternas de los teléfonos, porque no había ni una lámpara y así lo dejaron el pabellón”, describió Espina.
Los familiares del afectado denunciaron la falta de ética del doctor Samuel Viloria, director del Hospital Universitario de Maracaibo.
La esposa de García había hablado con Viloria y él les dijo que todos los aparatos estaban en buenas condiciones.
“Soy la esposa del señor que le hicieron el trasplante fallido porque se fue la luz y el muy descarado me dijo que aquí todos los aparatos están en buenas condiciones. Y yo le dije: ‘Pues se notó tanto que el trasplante de mi esposo se dañó’. Él se fue y me dejó con la palabra en la boca”.
DC/EN