Una medicina utilizada contra la leucemia, ya aprobada por la agencia estadounidense de medicamentos (FDA), se ha mostrado eficaz para combatir el Parkinson y una forma de demencia, según resultados de un estudio clínico limitado presentado en Chicago.
La molécula Nilotinib de los laboratorios suizos Novartis, comercializada bajo el nombre de Tasigna, ha permitido «una mejora significativa y alentadora» en la reducción de las proteínas tóxicas en el cerebro.
Estas proteínas han sido vinculadas con el desarrollo de las enfermedades neurodegenerativas, precisaron los investigadores del centro médico de la Universidad Georgetown de Washington, que realizaron el estudio en una docena de pacientes.
Los resultados de este estudio fueron presentados durante la conferencia anual de la Asociación Estadounidense de Neurociencia, realizada durante el fin de semana en Chicago.
Según ese estudio, la Tasigna mejoró las capacidades cognitivas, motrices y no motrices de pacientes en tratamiento por Parkinson y de la enfermedad de Lewy, un problema cognitivo caracterizado por depósitos anormales de una proteína que se forman al interior de las células del cerebro.
«Hasta donde sé, es la primera vez que una terapia parece revertir a un grado más o menos importante el avance de la enfermedad, el declive cognitivo y de las capacidades motrices de los pacientes que sufren de enfermedades neurodegenerativas», subrayó el profesor Fernando Pagan, profesor adjunto de neurología en el hospital universitario Georgetown.
Empero, Pagan precisó que «es esencial efectuar un estudio clínico más extenso antes de determinar el verdadero impacto de este medicamento».
Los investigadores han citado numerosos ejemplos para apoyar sus palabras: un enfermo condenado a permanecer en silla de ruedas que pudo levantarse y volver a caminar, o el caso de tres pacientes que apenas si podían hablar y que, tras el tratamiento, pudieron sostener conversaciones normales.
Sin embargo, la investigación -señaló Pagan- no pudo contrastar sus resultados con pacientes que recibieron un placebo u otros tratamientos diferentes.
Los investigadores constataron que Tasigna hizo crecer la producción de dopamina, un importante neurotransmisor que favorece la comunicación entre neuronas.
Según ellos, la suspensión del medicamento pareció provocar de nuevo problemas cognitivos y motrices pese a que los pacientes retomaron sus tratamientos habituales contra el Parkinson.
DC/EE