Según el más reciente estudio sobre el mercado mundial de la música elaborado por la Federación Internacional de la Industria Fonográfica (IFPI, en inglés), el vinilo es uno de los formatos físicos que aún parece generar buenas noticias en la orilla de las ventas físicas de esta industria.
En su reporte de este año (que cubre los movimientos registrados en 2014), la IFPI aseguró que las ventas de vinilo habían crecido poco más de 54% en este periodo y, aunque apenas representaban 2% de los ingresos generales de la industria, este crecimiento era un asunto alentador para un formato que, con el advenimiento de la música digital, quizá debía estar bien enterrado.
El vinilo no sólo no está enterrado, sino que nuevas estadísticas sugieren que incluso puede estar creciendo más rápido de lo que se creía. Esta semana, la Asociación de la Industria Fonográfica de América (RIAA, en inglés), publicó su informe de mitad de año en el que muestra que las ventas de este formato físico en Estados Unidos superaron las de los servicios no pagos de streaming de música: aquellos que, como las suscripciones gratis de Spotify, cuentan con publicidad.
El mercado del vinilo registró, en EE.UU., entradas por US$226 millones, mientras que el streaming gratuito llegó a US$162.7 millones.
Las cifras tienen varias lecturas posibles. Por un lado, esto no significa que el vinilo signifique más para la industria musical que los servicios de transmisión en directo (como se conoce técnicamente al streaming). Es bastante lo contrario: el mercado digital es la tabla de salvación de todo el negocio, pero sólo en lo que tiene que ver con suscripciones pagas.
Si se tiene en cuenta sólo esta parte, la que incluye usuarios que pagan un costo mensual por consumir música por demanda, la cosa es así: el streaming pago tuvo US$477.9 millones de ingresos en Estados Unidos durante el primer semestre de 2015; eso es más que el vinilo y el streaming gratuito combinado.
De acuerdo con la IFPI, los ingresos digitales de la industria musical igualaron en 2014, por primera vez, a las ventas físicas: los negocios en línea de la industria crecieron 6,9% en 2014 y hoy representan el 46% del total de ventas de música en el mundo; sólo en Colombia, el consumo de música a través de la oferta en línea (bien sean descargas o streaming) creció 94,99%, según esta organización.
Ahora bien, el crecimiento continuo del vinilo lo que indica es que, claro, aún existe una necesidad del usuario por consumir formatos que entregan no sólo buen sonido, sino una experiencia alrededor del objeto. Bien sea que se llame fetiche o nostalgia, la verdad es que la relación con un servicio de streaming carece del elemento personal, y acaso íntimo, que para muchos implica algo como el vinilo.
Por otro lado, como argumenta Ethan Wolff-Mann en la revista Time, que el vinilo pueda competir en ventas con el estándar actual de consumo de la música (así sea el sector gratuito de este) lo que dice es que la industria musical aún tiene problemas para monetizar más efectivamente las oportunidades del mercado digital.
Sí, la distribución en línea de la música parece por fin ser una fuente legal de ingresos lo suficientemente grande como para sostener a buena parte de la industria, pero esta carga no debería recaer sólo en los hombros de las suscripciones pagas, más aún si se tiene en cuenta que los consumidores que eligen pagar por escuchar música quizá son menos que los que sí lo hacen. Spotify asegura que tiene 75 millones de usuarios activos y 20 millones de clientes que pagan la suscripción.