Desde principios del siglo XX, el estrés ha continuado estudiándose con el objetivo de determinar las causas: distintos estudios coinciden en que factores como el dinero, el trabajo, la salud o las responsabilidades familiares tienen mucho que decir en la aparición de los primeros síntomas del estrés. Sin embargo, se trata de campos tan amplios que, en ocasiones, resulta difícil darse por aludido: Kaiku Sin Lactosa detalla aquellas cosas que, en el día a día, se convierten en causa de estrés sin que nos demos cuenta
Aparcar: Encontrar sitio para aparcar es, de manera documentada, una fuente oficial de estrés. Además, según un estudio publicado en el diario Daily Telegraph, el 81% de personas desarrollan síntomas de nerviosismo cuando otro conductor debe esperar a que terminen de aparcar.
Las vacaciones: El remedio desestresante por excelencia es, en realidad, una fuente de estrés añadido: las maletas, la preocupación por la climatología en destino, o la financiación de las vacaciones. Causas de estrés que se agravan en el caso de tener mascota: uno de cada cuatro hogares españoles tiene un perro como mascota, y el 19% un gato». Miembros de la familia que no siempre pueden sumarse con facilidad a los viajes, y que no pueden dejarse solos en casa, pero sólo un 22% de los hoteles» (porcentaje en crecimiento pero todavía reducido) admiten mascotas en sus instalaciones, suponiendo una fuente de preocupación adicional.
Cocinar: En América, el 25% de los ciudadanos dijeron, en un estudio de 20113, que odiaban cocinar simplemente por el desorden que suponía. Ya en 2012, cuando las redes sociales aún comenzaban a despuntar como plataforma #foodie, se publicaron más de 700.000 tweets en torno a la temática “me encanta comer pero odio cocinar”.
La falta de sueño: La norma de dormir ocho horas es de sobra conocida, pero poco aplicada. La Organización Mundial de la Salud reseña que un 40% de la población mundial no descansa bien, y este dato, sin embargo, no depende sólo de las horas de sueño, sino de la calidad del mismo. Los horarios, las interrupciones, las malas digestiones, la luz de las pantallas de televisión y smartphones se convierten en fuentes de estrés indirectas, canalizadas a través de un sueño poco reparador.
El colegio: El colegio no tiene por qué ser una fuente de estrés para los niños, pero sí para los padres de los más pequeños. La vuelta al cole después de las vacaciones de verano e invierno, tan tradicionalmente ligada a libros y uniformes, no se queda ahí, sino que añade otros factores como la preocupación por la gripe, la varicela, e incluso los piojos, según la American Academy of Pediatrics.
DC/informe21.com