Barcelona se exhibe en el Bernabéu luego de su triunfo

 

Luis Suárez, Neymar e Iniesta comandaron el ataque del Barcelona que se impuso a placer al Real Madrid 4-0 en el clásico disputado en el Santiago Bernabéu. Los de Luis Enrique firmaron una auténtica exhibición, que fue completada por las recuperaciones en mediocampo de Busquets y las atajadas de Claudio Bravo. Con Messi en el banquillo, el equipo blaugrana sometió a un Madrid que salió de inicio con James, Bale, Ronaldo y Benzema.

La superioridad del Barcelona, patente desde el inicio, pronto se traduciría en goles. El primer llegó a los diez minutos, tras una secuencia de pases que definió Luis Suárez tras una gran asistencia de Sergi Roberto.

El gol no despertó a un Madrid incapaz de superar la presión planteada por Luis Enrique y lo pagó muy caro, porque al minuto 39, tras perder un balón Modric en la salida, Iniesta, favorecido por la pasividad de la defensa blanca, ofreció un pase medido a Neymar, quien no falló y amplió la ventaja.

El Barcelona estaba dando un repaso futbolístico y estratégico a un equipo roto, fundido, sin recursos, que a punto estuvo de encajar el tercero al borde del descanso en otra gran acción azulgrana de no haber sido por Marcelo, que sacó bajo palos el remate de Luis Suárez.

En el segundo tiempo el Madrid parecía iba a renacer, Marcelo y James Rodríguez pusieron en peligro la portería defendida por Claudio Bravo. Pero nada más, porque acto seguido Iniesta acabó con las pretensiones del cuadro de Benítez con un espectacular remate para rubricar otra perfecta jugada azulgrana.

Luis Enrique, con el partido ganado, se decidió a dar entrada a Messi, que no tenía que correr riesgos y encima podía aprovechar el desconcierto de su rival. Benítez también movió ficha y cambió a James por Isco, pero la misión madridista era imposible.

Sin rumbo el Real Madrid, el Barcelona siguió manejando el partido a su antojo. Además, atrás estaba Claudio Bravo para abortar cualquier pretensión local, como en una intervención ante Cristiano Ronaldo a los 68 minutos. Además de todos sus males, al equipo de Benítez no le salía nada y el Barcelona, casi sin dar la impresión de querer mucho más, echó más sal en la herida y completó la goleada al ritmo que imponían Messi y un extraordinario Iniesta -se llevó una gran ovación del Bernabéu cuando fue sustituido- y remachaba Luis Suárez.

El clásico languideció entre los rondos del equipo azulgrana, que mantuvo el manejo interminable del esférico, y la incapaz madridista para plantear batalla real se reflejó en la expulsión de Isco, cansado de perseguir a sus rivales y de no ver apenas el balón.

El Barcelona sale aún más reforzado de lo que ya llegaba al clásico. De nuevo el Bernabéu fue un terreno propicio para ensalzar su fútbol. Luis Suárez y Neymar, que recogieron los galones en el periodo de baja de Messi, volvieron a portarlos. Pero ahora ya tienen a su lado al argentino. La Liga tiene un dueño claro, aunque aún quede mucho y puedan cambiar las cosas. El Real Madrid está obligado a corregir el cúmulo de errores, a rectificar por completo y a dar un giro absoluto. Este clásico le deja en la lona.

 

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