Hay personas que te conquistan con su sonrisa, ¿no crees? Y suelen coincidir con las de aquellas personas que pueden presumir de tener unos dientes blancos, radiantes. Todos queremos tener una sonrisa resplandeciente. No hay duda de que el procedimiento más directo para conseguirla es el blanqueamiento dental, del que ya te hemos hablado en profundidad.
Cepillarte los dientes, ¡cita ineludible! El primer punto, el más importante, es el mismo que tu madre te decía mil y una veces desde niño: ¡cepíllate los dientes! Hazlo siempre tras cada comida. Es un básico del que nos olvidamos demasiado a menudo. Parece obvio decirlo, pero… es la clave de unos dientes realmente luminosos.
La seda dental, buena aliada. Utilizarla es la única forma de evitar la acumulación de suciedad (y posibles caries) entre los dientes.
Ojo con las bebidas que provocan tinción del esmalte. Las más frecuentes son el café, el té y el vino tinto. Si las tomas, aclárate luego la boca con agua para evitar que se deposite el pigmento.
Los efectos negativos del tabaco. La nicotina deja poco a poco un tono amarillento y/o Manchas oscuras en nuestra dentadura dando la sensación de que los dientes están sucios.
Algunos alimentos también te ayudan. Contribuyen a evitar la acumulación de sarro limpiando la dentadura mientras los masticamos. Es una de las características principales de los alimentos de consistencia crujiente como las manzanas o las zanahorias.
DC/HOLA.com