El acalorado debate al suscribir un tratado de libre comercio (TLC) de nueva generación, no es exclusivo de diversos sectores que componen la economía y la sociedad panameña. Esto también lo padecen todos los países, cuando levantan las barreras comerciales a nuevos socios.
Panamá, como país, para aprovechar los beneficios que ofrecen los instrumentos jurídicos internacionales como los TLC, debe poner en práctica los siguientes fundamentos:
Por ejemplo, en el caso del TLC Panamá-Perú, no se ha definido la reglamentación correspondiente al Certificado de Reexportación, que da cuenta del depósito y control de las mercancías en tránsito o transbordo en la Zona Libre de Colón (ZLC); después de transcurridos dos años de vigencia de este TLC (desde el 2012), de acuerdo al Artículo 3.34. En otras palabras, ZLC no ha podido usar esta figura de facilitación al tercer año de vigencia.
Por su parte, las instituciones públicas nacionales deben hacer ajustes dentro de sus estructuras. En Panamá, se le da mayor importancia al proceso de negociación de los acuerdos –que es transitorio y finaliza con el cierre de un acuerdo– que a la gestión de administración de los TLC vigentes, siendo éste un ejercicio permanente.
También se recomienda aprobar una legislación que asegure los recursos necesarios, a través de la autonomía presupuestaria, a instituciones como la Autoridad Nacional de Aduanas (ANA), que corresponda a un porcentaje fijo del monto recaudado en un año, como en la caso de República Dominicana, Guatemala y España.
Además, debe garantizarse la estabilidad laboral de su personal, evaluando el desempeño con métodos administrativos modernos.
El Estado panameño debe aislar a estas instituciones de los retrasos quinquenales que se dan posteriores a un torneo electoral, por la rotación del personal. Una gestión pública soportadas con pilares de transparencia, imparcialidad, e integradas por personas que cumplan con los principios éticos que sus cargos exigen; le brindarían al país mayor ventaja en torno a los acuerdos comerciales internacionales.
A pesar de los TLC, existen factores sociales, culturales, políticos, demográficos y ambientales, que afecta el libre comercio; como los que padecen los transportistas de carga nacionales en Centroamérica desde hace años.
Los TLC por sí solos no constituyen un milagro comercial para un país. Son un complemento importante a las ventajas competitivas creadas y desarrolladas por la visión privada.
DC/LP