Tanto aquel 6 de diciembre de 1998 como este de 2015, despertaron las esperanzas de cambio en los venezolanos, serán fechas recordadas para la posteridad. Lamentablemente, las expectativas de hace 17 años fueron frustradas, por un régimen que a pesar de haber contado con todo, lo echo por la borda y al contrario de resolver los males heredados, aceleró la quiebra económica, institucional y moral del país. Así fue perdiendo la confianza del pueblo y hoy se encuentra en fase terminal.
El próximo 6 de diciembre el pueblo expresará su rechazo al fracaso y respaldará a la MUD, cuyo reto es convertir los votos en gestión exitosa, cumplir sus compromisos y recuperar la confianza de la gente. Les toca entonces, a los diputados al parlamento, jugar un rol estelar en el proceso de cambio. Esto no será tan sencillo, ni será un acto de magia, pero avivar la hermandad, la paz y la unidad nacional, será un paso gigante.
El cambio de gobierno y del modelo político, vendrá por añadidura. Por tanto hay que obrar bien y accionar en torno a los ejes que a continuación se mencionan:
Reconciliar la familia venezolana, recuperar la venezolanidad y la confianza en el futuro, de que si se puede construir una patria grande, empezando por construir un lenguaje comunicacional sano y respetuoso con el pueblo.
Revalorizar la política, promoviendo la simbiosis entre ciudadanía y política. Y para contener su proceso de degradación, es necesario cambiar la manera de hacer política, convertirla en un apostolado de servicio a la gente y gerenciar en forma transparente la cosa pública; pasar del ejercicio democrático formal a hacer que la democracia sea la vida de una sociedad, donde el respeto por el otro, el reconocernos en la diferencia, la cooperación y la participación plena, sea algo normal y cotidiano.
Una gran campaña por la vida, orientada a revalorizar de forma integral la vida, a sembrar ética conductual, convivencia social y solidaridad, a fomentar el trabajo y el estudio, la honradez y la honestidad y un Estado apegado al resguardo de los derechos humanos; estas medidas, junto con otras que frenen la impunidad y transformen el sistema de justicia, servirán para reducir la violencia y el crimen.
Recuperar la institucionalidad del país, no es volver al pasado, se trata de ir al futuro con nuevas ideas, lograr que las instituciones y las leyes se coloquen al servicio de la gente, que haya garantías en el cumplimiento del orden constitucional y del ejercicio pleno de las libertades democráticas, echando a un lado los intereses subalternos, hegemónicos y mezquinos de líderes, caudillos o grupos de poder; asimismo, renovar políticamente los poderes públicos, TSJ, CNE y Poder Ciudadano.
Recuperar la economía del país, a través de un programa coherente, tal como lo plantea el profesor Gustavo Machado, centrado en la defensa de la producción nacional y del presupuesto familiar. Eso significa, impulsar un desarrollo económico soberano, una política dirigida a atacar la pobreza y medidas que no sigan recargando la crisis en los hombros de los trabajadores y el pueblo.
Este pueblo ya no soporta una frustración más, una nueva falla al país, alejaría a los venezolanos de su participación en la vida pública y eso sería fatal. El esfuerzo por reconstituir el país debe ser de todos, pero mayor responsabilidad la tienen quienes asumen cuotas de poder institucional, cuya gran tarea es no volver a fracasar.
DC / Ing. Golfredo Dávila / Secretario General de Vanguardia Popular en el Zulia / @golfredodavila