La historia de la (mal llamada) «viagra femenina» ha sido como el cuento de Pedro y el lobo. Cuando ya habíamos bajado la guardia porque pensábamos que estábamos ante una quimera, una amenaza o una bendición que no iba a llegar nunca, la píldora rosa (porque sí, es rosa)comenzará a invadir las farmacias de Estados Unidos en solo unos días.
Y es que desde que hace 17 años la Viagra (azul, claro) saliera al mercado para revolucionar la vida sexual de los hombres, la búsqueda de su versión para mujeres se había convertido en uno de los grandes objetivos de la industria farmacéutica. Se intentó su aprobación en dos ocasiones, 2010 y 2013, incluso ya se hablaba de Lybrido como nombre comercial, pero en ambos casos la Food and Drug Administration (FDA) la agencia que regula los medicamentos en Estados Unidos la rechazó por considerar que su seguridad y eficacia para las mujeres con poco apetito sexual eran más que dudosas.
Pero a la tercera va la vencida y en 2015 Addyi (flibanserina) es una realidad. No exenta de polémica, por cierto. Porque en los últimos tiempos pocas batallas en torno a un medicamento han sido tan encarnizadas como la que han protagonizado partidarios y detractores de la flibanserina. Especialmente en Estados Unidos y Canadá, donde desde uno y otro bando se han esgrimido argumentos feministas, médicos, científicos y, como no podía ser de otro modo tratándose de la industria farmacéutica, económicos y políticos. Pero ¿qué es Addyi y cómo funciona?
DC|MH