A primera vista parecen un trío de buenas amigas, pero llevan una alianza en el dedo pulgar de su mano izquierda y planean tener un hijo: «Las tres nos amamos», explica una de ellas.
La mayor tiene 34 años, es gerente administrativa y muy delgada. Tiene una larga cabellera negra y es la única de las tres que luce las piernas descubiertas.
La más alta tiene 32 años y es dentista. También de pelo largo y oscuro, viste una blusa blanca y jeans.
La tercera, igualmente de 32, trabaja en su propia empresa de fotografía y video. Es más baja, lleva el cabello hasta los hombros y ropa oscura.
Y aunque prefirieron no revelar sus nombres, conversaron con BBC Mundo sobre su unión.
Aunque hace tres años y medio que viven y duermen juntas en un apartamento de Río de Janeiro, su relación está ahora en medio de una polémica, después de que registraran en octubre la primera unión estable de tres mujeres en Brasil. Y muy probablemente del continente.
Lo hicieron en una oficina pública notarial de Río, en base a un fallo del Supremo Tribunal federal que en 2011 permitió a esas oficinas registrar uniones civiles de parejas homosexuales.
Brasil carece de una ley que habilite el matrimonio gay, como sí ocurre en Argentina o Uruguay, pero ese y otro fallo de la justicia en 2013 allanaron el camino para celebrar casamientos homosexuales a través de notarios públicos.
Sin embargo, las uniones poliamorosas están poniendo a prueba el alcance de esa apertura y retan la idea de familia tradicional en un país de fuerte tradición católica y con un número creciente de evangélicos.
En 2012, un hombre y dos mujeres que vivían juntos declararon oficialmente su relación en Tupá, interior del estado de Sao Paulo.
Ahora, este trío de mujeres en Río causa sorpresa y un debate sobre el valor de su escritura: algunos sostienen que es nula, pero ellas y quienes las respaldan dicen que servirá para que les reconozcan derechos de cónyuges.
«Estamos haciendo algo histórico, sentando un precedente», afirma la mayor de las tres durante una entrevista con BBC Mundo, la primera que el trío concede a un medio extranjero.
«Estoy buscando»
Evitan dar sus nombres o dejarse fotografiar el rostro, argumentando que trabajan directamente con clientes y «no siempre las personas están abiertas» a este tipo de relaciones.
De hecho, los familiares de la dentista y la gerente ignoran que viven en un trío amoroso; sólo saben que cada una tiene una relación homosexual estable con la empresaria.
Pero esta última cuenta que su madre sí se enteró y su respuesta fue un pedido: «Quiero un nieto».
Han resuelto que la empresaria quedará embarazada por inseminación artificial, por ser la que tiene «el mayor deseo» de ser madre. «Ya estoy buscando para el año que viene», revela.
Las otras dos acotan que también pretenden hacerse un tratamiento para poder amamantar al bebé.
Pero son conscientes de que la batalla más importante que tendrán será para conseguir registrar a ese hijo a nombre de las tres.
«Ellas ya formaron una familia y quieren ser reconocidas», asegura a BBC Mundo Fernanda de Freitas Leitao, la notaria y abogada que registró su unión.
Agrega que el documento encaja en los fundamentos del Supremo para aceptar uniones de parejas homosexuales y permitirá el registro multiparental de un hijo del trío o establecer su régimen patrimonial.
Pero admite que deberán pelear judicialmente para que les reconozcan derechos relacionados al plan de salud, seguridad social y declaración de renta.
Marta Bastos, la abogada del trío, sostiene que mediante la escrituración buscaron asegurar «los mismos derechos disponibles para los casamientos entre dos personas».
«Ellas crearon un precedente para un tipo de relación de amor y casamiento ya existente y que precisa ser aceptado socialmente como un núcleo familiar», afirma.
Sin embargo, otros expertos rechazan estos argumentos.
«Guarda un lugar»
Regina Beatriz Tavares, abogada y presidenta de la Asociación de Derecho de Familia y las Sucesiones, sostiene que constitucionalmente sólo dos personas pueden casarse o tener una unión estable en Brasil.
Las tres mujeres «no están casadas, esa escritura (que realizaron) es nula e inválida», afirma. También niega que puedan realizar el registro multiparental de un hijo.
«En Brasil está vedada la poligamia», dice Tavares a BBC Mundo. «La sociedad brasileña no acepta este tipo de relación».
Por otra parte, grupos conservadores intentan minar el reconocimiento a la unión civil incluso entre parejas homosexuales.
Un polémico proyecto de ley que analiza el Congreso brasileño define a la «familia» como una unión estable entre un hombre y una mujer.
Pero las relaciones poliamorosas están lejos de ser una novedad en Brasil, donde en 1966 nació la novela «Doña Flor y sus dos maridos», del afamado escritor Jorge Amado.
El tema fue tratado recientemente en la telenovela «Imperio» de la TV Globo y en la serie documental «Amores libres», mientras en las redes sociales se organizan encuentros de poliamor.
El trío de mujeres en Río sostiene que la relación se dio naturalmente: la empresaria y la gerente llevaban años viviendo juntas cuando conocieron a la dentista por puro azar, a través de un grupo de fans de Madonna en internet.
«Al principio (la convivencia de a tres) dio un poquito de problemas», cuenta la empresaria. «Hubo celos, pero fue más por la adaptación».
Cuentan que la camamatrimonial o king size donde duermen las tres les quedó algo pequeña y piensan mandar construir una mayor, de estilo japonés.
En su apartamento en un barrio de clase media en la zona norte de Río se dividen las tareas cotidianas y al final de cada día esperan a que las tres estén presentes para cenar, aseguran.
Aunque tienen una «vida social agitada», dicen que evitan participar de encuentros poliamorosos mediante redes sociales porque son más para aventuras transitorias que no les interesan.
«Nuestra vida es más tradicional, por la cuestión de la fidelidad, la lealtad…», sostiene la dentista.
La notaria Leitão descarta que el concepto de unión estable pueda admitir límites sobre la cantidad de personas que la componen, pero ellas afirman que «tres es el límite» en su caso.
«Tengo amigas que bromean: ‘¡Guarda un lugar para mí’», relata la empresaria. «Pero no nos planteamos eso».
DC|BBC