La excusa de un capicúa número 55 le sirvió hoy al tenor español Plácido Domingo para regalarle al público mexicano una noche que arrancó con ópera y aplausos y acabó con gritos y mariachis, todo para agradecer la fidelidad del público que lo vio nacer como artista.
A sus 74 años, Domingo celebró ante unas 9.000 personas en el Auditorio Nacional de la capital mexicana y durante tres horas de concierto sus 55 años en los escenarios de México.
Menos de un mes después de someterse a una cirugía para extirparse la vesícula, el tenor español se mostró totalmente recuperado y emocionado. “Deseo que no sea la ultima vez”, dijo.
“Que emoción tan grande. Nunca pensé en empezar a cantar ni en cantar tanto tiempo”, señaló el artista y recordó que los mexicanos fueron “el primer público” que le escuchó cantar opera. “Qué privilegio el poder darles todo lo que siento”, agregó.
La noche arrancó con la Orquesta Sinfónica de Minería, bajo la batuta del estadounidense Eugene Kohn, que interpretó la “Obertura” de “El barbero de Sevilla” de Gioachino Rossini.
Vestido con un frac negro con cuello de paloma y camisa blanca, Domingo salió después al escenario, puso al público en pie y, sin haber abierto la boca, recogió minutos de aplausos.
Tras abrazar en el aire al público respondiendo al amor mutuo que se profesan escogió al “Macbeth” de Giuseppe Verdi e interpretó en solitario la pieza “Perfiadi!… Pietá, rispetto, amore”.
Dio entrada luego a su compañera de la noche, la soprano María Katzarava, quien interpretó en solitario la pieza de Alfredo Catalani, “Ebben? Ne andró lontana” de la ópera “La Wally”.
Sus solos y sus dúos, sin quedarse nunca a la sombra del tenor, sirvieron para encumbrarla como una de las grandes voces de la lírica mexicana.
Tras los grandes clásicos de la ópera llegó el tiempo para históricas películas musicales como “The sound of music” de Richard Rodgers, y la orquesta interpretó en solitario “Medley”.
Salió Domingo después a cantar en español “La calle donde vives” de “My fair Lady” de Frederick Loewe y “I could have danced all night”. De “West side story” (Leonard Bernstein) ambos cantantes interpretaron el famoso tema “Tonight”.
Arrancó luego una segunda parte de nuevo con ópera, esta vez del compositor húngaro Franz Lehár y sus obras “Das Land des Lachelns” y “La viuda alegre”, con los temas “Vilia” y “Calle el labio”.
El concierto en el Auditorio Nacional estaba programado para el pasado sábado 31 de octubre pero tuvo que posponerse para que el tenor concluyera su proceso de recuperación de una operación de vesícula que le practicaron el pasado 15 de octubre en Nueva York.
Dejando a un lado la ópera para pasar a la música más popular, Domingo y Kohn dieron la batuta al mexicano José Areán, quien dirigió a la orquesta al son del “Danzón Nº 2″ de Arturo Márquez.
Agustín Lara tuvo un hueco esta noche con su eterno “Solamente una vez” con la que el público rompió en aplausos.
Recordó quizás Domingo sus primeros años en México, donde llegó con sus padres siendo un niño y se enamoró de la música mexicana, con Lara en la cima de su amor. De hecho, era tal la insistencia con la que cantaba el mítico tema “Granada” que su familia lo bautizó “El Granado”, aunque hoy no lo cantó.
También fue en la capital mexicana donde se formó, iniciando sus estudios musicales en piano y dirección de orquesta en la Escuela Nacional de Artes y en el Conservatorio Nacional de Música.
Después de que Katzarava continuara con la pieza “Despedida” de María Grever, Domingo dio paso a su hijo Plácido Domingo Jr.
“Es una gran emoción de que mi hijo Plácido vaya a hacer su debut en el Auditorio 55 años mas tarde que yo. Él empezó a cantar hace cuatro o cinco años y tiene un fraseo… me encanta cómo lo hace”, dijo el tenor. Su hijo cantó “Sabor a mí” y “Aquellos ojos verdes”.
Fue tiempo luego para los clásicos de la zarzuela “En mi tierra extremeña” de “Luisa Fernanda” de Federico Moreno Torroba, “Carceleras” de “Las hijas del Zebedeo” de Ruperto Chapí y “Luché la fe”, también de Luisa Fernanda.
Aunque el programa oficial ya había terminado, Domingo volvió al escenario para cantar con el público “Bésame mucho” o “Perhaps love”, que interpretó a dúo con su hijo.
Salieron después los mariachis Gama 1000 cantando “Ojos de papel volando”, y el tenor apareció minutos después, con su sombrero de charro, su traje de gala y su moño para cantar “Paloma querida”, “Ella”, “El Rey” y “Cielito lindo”, con la que se despidió de un público al que nuevamente volvió a alegrar el corazón.
DC|Globovisión