Post Nubila Phoebes, por Marlon S Jiménez García 

Post Nubila Phoebes: ¨Después de las nubes, el sol¨; frase suprema escrita en latín, plasmada como lema institucional en el Escudo de La Universidad del Zulia a raíz de su reapertura en 1946, cuya propuesta fue realizada por el Dr. Jesús Enrique Lossada, eximio venezolano que se convirtió en ese período refundacional como el primer Rector de L.U.Z. Esas letras marcan para los universitarios un pensamiento imperecedero de existencia, porque no hay fuerza humana ni ideológica que pueda acallar la fuerza de la academia, de la investigación, de la ciencia y la autonomía de acción de las universidades del país, especialmente de L.U.Z. Siempre la dificultad de las universidades autónomas ha sido la confrontación entre la mentalidad militar y la academia; los militares son profundamente antiintelectuales y en el poder son dictadores.

 

Desde 1958 hasta 1998 las universidades autónomas vivieron un momento estelar en la sociedad venezolana; la democracia desarrollada en ese período de tiempo coadyuvó con la universidad para que éstas se convirtieran en los paladines del desarrollo estructural del país, y de hecho, en la consolidación de la clase media venezolana, como una de las mejores del mundo, En ellas, la pluralidad política y la confrontación ideológica no soslayó su fortaleza institucional, por el contrario, permitió su inalienable misión en desarrollar la academia, la investigación, la extensión, en un ambiente de plenitud democrática; y la autonomía funcional y administrativa siempre tuvo el respeto del Estado constituido y jamás se le restringió su presupuesto para tales fines.

 

Los civiles comunistas que están hoy en el poder político, a quienes se les llamaba con el término de ¨ñángaras¨ en su vida como dirigentes universitarios, defendían de los gobiernos de turno, hasta con su vida, la autonomía universitaria; llegaron a ser profesores, empleados, obreros y en esa misma dinámica participativa con libertad, se constituyeron en tiempo y espacio en dirigentes gremiales, y obviamente, lograron el control de las mismas siendo: Rectores, Vicerrectores, Secretario, Decanos, Directores, Miembros de los Consejos Universitarios, de Facultad, de Escuela y paremos  de contar, el poder casi absoluto que llegaron a tener.

 

A pesar de la preeminencia de los ñángaras en el poder, la pluralidad política siempre fue auténtica ¡no le permitimos otra cosa¡; jamás se pretendió modificar lo que constitucionalmente estaba taxativamente expuesto para el funcionamiento universitario, y los gobiernos nunca le negaron los recursos para su funcionamiento. Los sueldos de los universitarios en los años 70, 80 y 90 eran de los mejores del continente, sino el mejor.

 

Con la llegada del “comandante eternamente enterrado” -donde se dio a conocer por un “Golpe de Estado” asesinando civiles y militares para derrocar a un Presidente democrático- las cosas comenzaron a cambiar; a este Sr. no le gusta la Universidad libre, autónoma, democrática, plural y potestativa, él no conoció la universidad, fue un militar decadente y tenebroso. Comienza, como táctica ideológica, el ataque frontal a sus dirigentes; los gremios (FAPUV) están en la mira para su aniquilación; la reducción o ahogo presupuestario para que pierdan su esencia filosófica de gestión; los sueldos pasan a ser de hambre, miserables en toda su dimensión, sin importar los sacrificios realizados por aquellos hombres y mujeres que han llegado para formar las nuevas generaciones, es decir, el difunto no quiere la libertad de pensamiento, sino la ubicuidad mental en lo ideológico.

 

El engendro heredero, al igual que el enterrado, sigue sus pasos con el respaldo de los “ñángaras”, esos, que usufructuaron la universidad autónoma de otrora, y que hoy son enemigos viscerales de aquella donde se formaron, que les dio la oportunidad de supervivencia y de calidad de vida para ellos y su familia. Del heredero, no podemos esperar una posición contraria por razones obvias; él no conoce la universidad, nunca fue a ella, no sabe lo que es esa manera de hacer política, donde el otro no es un enemigo, sino un divergente de pensamiento y que ambos son la totalidad.

 

Engendro, los universitarios en esta hora de mengua, estamos en pie de lucha; defenderemos la autonomía de la universidad, NO ACEPTAREMOS una intervención bajo ningún concepto. Si siguen con ese cuento, se puede levantar un ¨monstruo¨ de impredecibles consecuencias, no solo en el ámbito político, sino en lo estructural. A la Universidad, nunca, la pondrán de rodillas. Se lo juro.

 

DC/ Prof. Marlon S Jiménez García / Profesor Universitario / Marjimgar54@hotmail.com

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