1.- Dejar pistas: La magia no se percibe, pero puede dejar huellas. Puedes optar por dejar las galletas que ponen los niños a medio comer, dejar una luz encendida o algún papel que diga que Santa o el Niño Jesús estuvieron ahí.
2.- Cuentos e historias: Si tu familia es religiosa y el 24 de diciembre está muy ligado a ello, puedes leerle en lenguaje sencillo pasajes de la biblia a tus hijos o busca la historia de San Nicolás, para que la conozcan y se sientan aún más entusiasmados de recibirlos en su casa.
3.- Generosidad: Es importante que les enseñes a tus hijos lo importante de dar sin pretender nada a cambio y la gran satisfacción que esto genera.
4.- Decoración y comida: Puedes cambiar un poco las reglas y dejar que los pequeños de la casa decoren como quieran y puedan incluir su comida favorita en la esperada cena navideña.
5.- Vuelve a ser niño: El hacer la cena, compartir con la familia, limpiar todo y llevar los regalos para cada uno causa mucha presión, pero libera el estrés y recuerda lo que más te gustaba cuando eras niña y enséñaselos a tus hijos. Divierte, juega con ellos y comparte con todos.
DC|EM