Los reportajes de investigación más descollantes y novedosos de América Latina ratifican una tendencia: el periodismo continúa siendo un primer frente en la lucha contra la corrupción en la región a pesar de que los periodistas pierdan sus empleos y los investigados se amparen en la impunidad.
Cuando el reportero mexicano Rafael Cabrera hacía una cola para pagar sus compras en un supermercado, le llamó la atención la portada de la revista ¡Hola! Era mayo del 2013, y la publicación habituada a destapar intimidades del jet set, mostraba a la actriz Angélica Rivera, esposa del presidente de México, Enrique Peña Nieto, en una lujosa y moderna residencia en Chapultepec, una de las zonas más exclusivas de la Ciudad de México. Era la primera entrevista de Rivera como primera dama de ese país.
Esta portada de la revista ¡Hola!, en su edición mexicana, en la que aparece la primera dama Angélica Rivera, dio pie a la investigación periodística ‘La Casa Blanca de Enrique Peña Nieto’
“La verdad es que la mezcla de farándula y política que se ha dado en México me llama mucho la atención”, dijo Cabrera a El Nuevo Herald. “Creo que el acierto de la investigación fue tomar esos elementos para reportarlos. Peña Nieto y su esposa usaron un montón las revistas del corazón como comunicación política, y el reportaje no hizo más que profundizar qué había detrás”.
Un año y medio después, Cabrera y sus compañeros Irving Huerta y Sebastián Barragán, integrantes del equipo de Aristegui Noticias, coordinado por el experimentado Daniel Lizárraga y la reconocida Carmen Aristegui, hicieron pública una investigación fulminante y por demás documentada.
El equipo reveló que Peña Nieto recibió una residencia de unos $7 millones del Grupo Higa, una empresa que a su vez se vio favorecida con millonarios contratos de obras públicas, primero en el estado de México donde el mandatario fue gobernador, y luego como Presidente de la República.
La noche del 21 de noviembre, el equipo fue galardonado en Lima, Perú, como ganador del primer puesto del Premio Latinoamericano de Periodismo de Investigación 2015, organizado por el Instituto de Prensa y Sociedad y Transparencia Internacional.
Aquella noche, en medio de los aplausos de otros investigadores de la región, Lizárraga dedicó el premio a los periodistas mexicanos asesinados por cumplir con su trabajo.
Meses antes, el equipo había sido galardonado con varios otros premios. En Colombia, por ejemplo, el grupo recibió el Premio Gabriel García Márquez, organizado por la Fundación Para un Nuevo Periodismo. Los periodistas también se hicieron del Premio a la Iniciativa para el Periodismo de Investigación en las Américas, organizado por Connectas y el Centro Internacional para Periodistas, con sede en Washington D.C.
Las represalias
Pero la lluvia de premios ocurría en medio de una dura realidad: en marzo estos periodistas fueron súbitamente despedidos de la estación radial MVS bajo el argumento de que el logotipo de la empresa había sido utilizado sin autorización en Mexicoleaks, una plataforma que busca promover las denuncias ciudadanas contra la corrupción.
Lo que más le indigna al equipo es que tras la denuncia periodística, el gobierno encargó una investigación oficial que tomó seis meses, pero que no encontró rastro de algo que oliera a conflicto de interés, tráfico de influencias o acto de corrupción, tal como lo critica Aristegui en su prólogo de “La Casa Blanca de Peña Nieto”, el libro de Lizárraga, Cabrera, Huerta y Barragán, que el jueves fue presentado en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara.
El segundo lugar del Premio Latinoamericano de Periodismo de Investigación fue otorgado a un equipo de ocho periodistas que integraban la Unidad de Investigación de la Cadena Capriles, en Venezuela.
Realizada contrarreloj en solo cuatro días, la investigación documentó la participación de agentes del Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (SEBIN) en el asesinato de dos jóvenes durante una manifestación estudiantil en febrero del 2014, en
Caracas.
DC|ENH