Es, en los dos sexos, un órgano erótico por su carácter de interioridad. Pero es curioso que tanto en el hombre como en la mujer la boca, con la lengua, los dientes etc., pueden ser tanto activos como pasivos.
Las caricias linguales son penetradoras recíprocamente. Y el beso —en sus infinitas ramificaciones— es el más conocido preludio del coito. En muchos casos es su sustituto y en algunos otros puede ser incluso de más intenso placer.
DC|MH