Con frecuencia Rameh Abdallah Kafrouni Abboud (60), de origen libanés visitaba con su esposa el parque Vizcaya de Baruta para trotar. Le agradaba ir a ese lugar porque le parecía más seguro. Pero se equivocó.
La tarde del martes salió como de costumbre al centro de esparcimiento a trotar con su cónyuge. Mientras ejercitaban dos sujetos los espiaban y aguardaban a que los funcionarios policiales se marcharan del lugar para robar a la pareja. A las 8:30 p.m. los efectivos se fueron y esa era la oportunidad que aprovecharon los antisociales para atacar a la pareja.
«Cuando mis padres se iban a montar en su camioneta Land Rover de color azul oscuro, de placas MBI74R. Uno de los antisociales empujó a mi mamá, la tumbó al piso y mi padre les entregó la llave de la camioneta y les dijo que se la llevaran, pero que los dejaran tranquilos. Los hampones se montaron y tuvieron problemas para arrancar el automóvil y por ello le dieron tres tiros a mi papá: en un ojo, la cabeza y el abdomen. Murió allí, no dio tiempo de trasladarlo a un centro asistencial», relató su hijo Abdallah Kafrouni.
Los hampones se llevaron el vehículo. Aun no han sido capturados. «Esperar que se haga justicia en este caso, es pedir demasiado. En este país reina la impunidad. He sido testigo de ello. Soy médico y trabajo en el hospital de San Juan de Los Morros y hace poco ingresó un policía que murió luego de recibir 30 tiros. Los culpables siguen en la calle», expresó el joven.
Para Yande Kafrouni, hermano de la víctima, «le están quitando la vida a los venezolanos. Se perdió el temor a Dios. Hasta que no recuperemos los valores, vamos a dejar de ser humanos para convertirnos en otra cosa que no puedo nombrar», comentó.
El occiso era arquitecto e ingeniero civil. Tenía una compañía técnica civil de ingeniería y diseño.
DC|EU