Por primera vez en su historia, Arabia Saudita celebra este sábado elecciones abiertas a las mujeres, como candidatas y votantes, un paso tímido hacia la igualdad de sexos en este reino ultraconservador regido por una versión rigorista del islam.
«Ahora las mujeres tienen voz», declaró a la AFP Awatef Marzuq, con el rostro cubierto. Reconoce haber «llorado» después de haber depositado su papeleta en un colegio electoral de Riad para estos comicios municipales.
«Son cosas que vemos en televisión en otros países y nosotras no podíamos hacerlo», añadió pese a que las posibilidades de que las candidatas salgan elegidas son ínfimas.
Arabia Saudita era el único país en el mundo en negar el derecho de voto a sus ciudadanas. Tampoco pueden conducir y necesitan el visto bueno de un hombre para trabajar o viajar.
El sábado, los votantes eligen entre 6.000 hombres y 900 mujeres autorizadas a presentarse por primera vez. Todas ellas aspiran a un escaño en las 284 asambleas municipales, las únicas compuestas por representantes electos pero con poder limitado.
«Creo que esta etapa será eficaz y muy positiva», declaró a la AFP Amal Badreldin al Sauari, candidata por Riad. Para los periodistas de sexo masculino era casi imposible acercarse a las votantes, vestidas con velo y abaya, la tradicional túnica negra.
Arabia Saudí prohíbe a las mujeres estar en lugares con personas del sexo opuesto por lo que las candidatas no pudieron dar mítines ante hombres. Sólo estaban autorizadas a hablar con las mujeres.
Unas 119.000 mujeres se inscribieron por primera vez en una lista electoral, de un total de casi 1,5 millones de votantes según cifras oficiales.
Las mujeres aseguran que la inscripción de las votantes ha sido complicada por los obstáculos burocráticos, por la falta de información y porque no pueden conducir.
Como menos de un votante de cada diez es una mujer, pocas saudíes cuentan con ser electas. Algunas podrían entrar en las asambleas municipales por decisión de las autoridades, habilitadas para designar un tercio de los puestos.
– ‘Presentarse ya es un triunfo’ –
«Para deciros la verdad, no me presento para ganar», afirmó Badreldin al Sawari, una pediatra del centro de Riad. «Ya hemos ganado presentándonos», añadió.
Aljazi al Hosaini, una consultora de 57 años, hizo campaña sobre todo en Internet. «Una sola victoria ya sería un progreso», asegura.
Otras no tuvieron una experiencia tan positiva.
Lujain Hathlul, una activista encarcelada dos meses después de haber intentado en 2014 entrar en el reino al volante de un coche desde los Emiratos Árabes Unidos, no pudo presentarse.
Un comité la descalificó sólo dos días antes del final de la campaña, anunció ella en Twitter. «No es justo», protestó.
Nasima al Sadah, militante de los derechos humanos en la ciudad de Qatif (este), afirmó a la AFP que ha llevado ante los tribunales el rechazo de su candidatura.
Una votante del nordeste del país, que quiere conservar el anonimato, asegura que la candidata por la que ella quería votar tuvo que retirarse debido a la oposición de dignatarios religiosos locales.
Según muchos votantes, los vínculos tribales que rigen la sociedad patriarcal saudí son un factor decisivo en estos comicios.
– Un proceso tímido –
La organización defensora de los derechos humanos Human Rights Watch calificó estas elecciones de paso adelante hacia una mayor participación de la mujer en la vida política, pero recalcó que «Arabia Saudita sigue discriminando a las mujeres con una miríada de leyes, políticas y prácticas».
Varios países occidentes y oenegés están pendientes de la situación de los derechos humanos en el reino, dirigido por la familia real sunita de los Al Saud.
Un tímido proceso de apertura arrancó bajo el reinado del rey Abdalá (2005-2015), predecesor de Salman, que concedió en 2011 a las saudíes el derecho de voto y de ser elegidas.
Arabia Saudita es una monarquía absoluta en la que todas las decisiones políticas las toma la familia real y no se toleran disidencias.
«Estas elecciones son importantes porque son un anticipo de otras» en el futuro, estima un votante, Ahmed Sulaybi. Sin embargo «harán falta 10 o 20 años antes de elegir directamente un Parlamento».
DC|AFP