La realidad y sus cifras son tozudas, aunque el Gobierno de Nicolás Maduro se empeñe en ocultarlas. Un estudio de una ONG mexicana ha revelado que Caracas fue en 2015 la ciudad más violenta del mundo, con casi 120 homicidios por cada 100.000 habitantes, por encima de la hondureña San Pedro Sula, que ostentaba el penoso honor. En medio de este panorama de inseguridad, desabastecimiento de medicinas y productos básicos, la Federación Farmacéutica de Venezuela (Fefarven) acaba de alertar sobre una «crisis humanitaria» en un sector que sufre una escasez de medicamentos del 80%.
El Ejecutivo venezolano lleva diez años ocultando las cifras sobre violencia, como hace con los indicadores económicos del Banco Central de Venezuela desde hace un año. Según la ONG Observatorio Venezolano de la Violencia, en 2014 se produjeron 25.000 muertes violentas y en 2015 más de 27.000. En 17 años de chavismo, el Gobierno ha anunciado unos veintidós planes de seguridad, pero ninguno ha funcionado. El fracaso en materia de seguridad ha derivado en más de 259.000 asesinatos en este periodo, una cifra propia de un país en guerra o en manos del hampa.
El convicto conocido como «El Conejo» fue despedido el pasado lunes con salvas de armas de guerra por sus compañeros de prisión en la isla deMargarita. Se llamaba Teófilo Cazorla Rodríguez y era el «pran» (jefe de delincuentes) preferido de la ministra de Prisiones, Iris Varela, como se observa en una reciente fotografía que se tomó en su celda y que no ha desmentido. «El Conejo», bajo tercer grado en la cárcel de San Antonio, fue asesinado en la madrugada del domingo al salir de una discoteca en Margarita, que compite con Caracas en violencia.
Un estudio de la ONG mexicana Consejo Ciudadano para la Seguridad Pública y Justicia Penal ha situado a la capital venezolana en el primer lugar de la lista de las 50 urbes más violentas del mundo, con una tasa de 119,87 homicidios por cada 100.000 habitantes y un total de 3.946 muertes violentas.
A la inseguridad se suma la crisis de la salud. El desabastecimiento de medicinas y equipos médicos por falta de divisas para importar ha llevado a la Asamblea Nacional a declarar en la sesión parlamentaria de este martes que el sector sufre una «crisis humanitaria». Francisco Ceballos, presidente de la Federación Farmacéutica de Venezuela, cifró en 4.000 millones de dólares (más de 3.600 millones de euros) la deuda del Gobierno con el sector.
«Las cifras de escasez de medicamentos son las de un país en guerra», señaló el diputado Carlos Valero, secretario nacional de activismo de Un Nuevo Tiempo (UNT). La diputada por Aragua Dinorah Figuera (Primero Justicia-Mesa de Unidad Democrática) adelantó que la oposición rechaza «el secretismo» que el Gobierno mantiene sobre las epidemias. El diputado José Manuel Olivares (UNT-MUD) recalcó este martes que la crisis de salud se agrava por el desabastecimiento de agua, lo que propicia la sarna y la reproducción del mosquito que propaga el virus zika, así como el aumento de los casos de tuberculosis y malaria.
Por si esto fuera poco, la escasez de alimentos y la hiperinflación de los alimentos básicos han generado la desesperación y el pánico en los venezolanos. En las colas kilométricas se producen avalanchas con heridos y víctimas de infarto cuando se anuncia la salida a la venta de algún producto escaso como pollo, huevos, leche, arroz, margarina y papel higiénico. La inflación media de los alimentos es del 30% mensual, es decir, de 1% diario, según Cendas (Centro de Análisis Social). Extraoficialmente el coste de la vida en Venezuela durante 2015 subió al 270% y este año sería del 720%, según estimaciones del Fondo Monetario Internacional (FMI).