El cantante David Bowie ha legado su fortuna, cifrada en unos 100 millones de dólares, a su mujer, sus hijos y algunos allegados, y ha mostrado el deseo de que sus cenizas sean esparcidas en Bali, siguiendo los ritos budistas.
Así lo especifica el testamento del músico, fallecido a causa de un cáncer el pasado 10 de enero, a la edad de 69 años, y que fue leído ayer en una corte de Nueva York, informan hoy medios locales estadounidenses.
«Ordeno que mis albaceas hagan que mis restos sean trasladados a la isla de Bali (Indonesia) para ser incinerados allí conforme a los ritos budistas», escribió el cantante, que se había confesado seguidor de esta religión, según el medio estadounidense Page Six.
No obstante, el rey del «glam rock» señala que en el caso de que «no resulte práctico» el traslado de sus cenizas a Bali, estás pueden ser esparcidas en cualquier otro sitio, aunque siguiendo los rituales budistas.
En sus últimas voluntades, un documento de 20 páginas firmado el pasado 25 de agosto de 2004, David Bowie decidió repartir su fortuna entre su mujer, la modelo Imán, su dos hijos, Ducan Jones y Lexi Zahra Jones, un asistente personal y una ex niñera.
Iman recibirá aproximadamente la mitad de su fortuna, además del apartamento que tenía la pareja en Lafayette Street, en la isla neoyorquina de Manhattan.
Duncan Jones, cuya madre es la actriz Angela Barnett, y trabaja como director de cine en Los Ángeles, recibirá una cuarta parte de la herencia de su padre, unos 25 millones de dólares.
Mientras que Lexi Zahra, de 15 años de edad, hija de David Bowie e Imán, obtendrá otro 25 por ciento de la herencia.
Marion Skene, la que fuera niñera de Duncan, recibirá un millón de dólares, mientras que su asistente personal, Corinne Coco Schwa, a quien nombró tutor de su hija en caso de la muerte de su padre, recibirá 2 millones.