Apareció en su propio funeral y enfrentó al marido que pagó a sicarios para que la ejecutaran

Noela Rukundo vivió una situación digna de un guión de Alejandro Doria, pero sin lugar para la secuela de Esperando la Carroza. La mujer apareció en su propio funeral y enfrentó al marido. «Noela, ¿sos vos?», le preguntó y se quedó paralizado.

Mientras todos lloraban cerca del féretro, la mujer relató cómo llegó hasta su casa donde entraban y salían personas que iban a darle el pésame a su marido, quien mintió que había muerto trágicamente en un accidente.

«Se quedó paralizado, mirándome, asustado y empezó a caminar hacia mí hasta que me alcanzó y me tocó el hombro. Entonces dijo: ‘Noela ¿sos vos?, relató la mujer. Y el hombre comenzó a gritar: «¡Lo siento por todo!»

El marido había pagado un depósito a los sicarios para que la asesinaran, pero no la cuenta completa. Los sicarios volvieron le pidieron otros 3.400 dólares australianos para concretar el trabajo.

Luego de dos días, Noela fue liberada y pudo volver a Australia, donde reside. «No vamos a matarte. Nosotros no matamos ni a mujeres ni a niños», le dijeron los sicarios a la mujer el día en que la secuestraron.

 

DC|EI

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