Los cachorros ladran y mueven sus colas mientras siguen a una mujer de cabello gris a través de un complejo en una ladera que alberga a más de 200 perros.
«Hey, mis bebés. Denle un beso a mamá», dice Jung Myoung Sook, de 61 años. Baja su cabeza y uno de los cachorros cerca de una perrera cubierta de nieve lame sus labios; otro amablemente pone una pata sobre su mejilla.
En Corea del Sur, donde los perros son considerados un manjar tradicional y apenas recientemente se han popularizado como mascotas, el amor de Jung por sus amigos caninos es visto por algunos como extraño. Pero otros la ven como una defensora de los derechos animales.
Por rescatar y cuidar a perros durante 26 años, Jung se ha mudado siete veces debido a las quejas de los vecinos sobre el ruido. A menudo se detiene a recoger a los perros que vagan en las calles y ha comprado a otros en peligro de ser vendidos a granjas de carne de perro o restaurantes.
Algunos cuestionan si alguien tan pobre como Jung, quien se gana la vida limpiando una tienda y recogiendo cajas reciclables, puede alimentar y cuidar a tantos perros. Aunque los canes de Jung lucieron saludables y bien alimentados durante una visita reciente The Associated Press, su condición no pudo ser confirmada de manera independiente.
DC|AP