Al menos nueve personas murieron y decenas resultaron heridas y desaparecidas por un bombardeo este lunes a un centro sanitario apoyado por Médicos Sin Fronteras (MSF) en la provincia septentrional siria de Idleb, según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos.
La ONG siria señaló que aviones rusos atacaron el hospital ubicado en las afueras de Maarat al Nuaman, en Idleb.
Por su parte, MSF confirmó en un tuit que ocho trabajadores del centro, que fue golpeado por cuatro cohetes, están desaparecidos. No es la primera vez que una instalación médica que recibe apoyo de MSF es atacada en Siria.
El pasado 5 de febrero, tres personas murieron y otras seis, entre ellas una enfermera, resultaron heridas por un bombardeo contra el hospital de Tafas, en el sur de Siria y ayudado por la ONG.
Siria sufre desde hace casi cinco años un conflicto que se ha cobrado las vidas de más de 260.000 personas, según el recuento del Observatorio. Mientras tanto, la tensión entre aliados y adversarios del régimen sirio, en particular entre Rusia y Turquía, seguía aumentado este domingo por los bombardeos turcos en el norte del país, lo que aleja cada vez más la perspectiva de un alto el fuego.
El presidente estadounidense Barack Obama volvió a pedir a su homólogo ruso, Vladimir Putin, que ponga fin a los ataques rusos contra grupos de la oposición moderada en Siria, conforme al acuerdo internacional suscrito el jueves en Múnich.
En un diálogo telefónico el sábado entre los dos gobernantes, Obama «subrayó que actualmente es importante que Rusia juegue un rol constructivo y cese su campaña aérea contra las fuerzas de la oposición moderada en Siria», según el comunicado oficial.
Por su parte el ministerio de Relaciones Exteriores francés expresó en un comunicado su «preocupación por la continua degradación de la situación en la región de Alepo y en (en el resto de) el norte de Siria».
El ejército turco, desoyendo la reprobación de Estados Unidos, bombardeó por segundo día consecutivo posiciones kurdas en el norte de Siria, en particular en los alrededores de la ciudad de Azaz, en la provincia de Alepo.
La acción fue denunciada por el gobierno sirio, que condenó los «repetidos ataques de Turquía contra (…) la integridad territorial de Siria» y pidió al Consejo de Seguridad de la ONU que «ponga fin a los crímenes del régimen turco».
Además, Damasco acusó a Turquía de haber permitido el paso a Siria de combatientes y armas para los rebeldes.
Turquía deplora por su parte el apoyo militar de Estados Unidos a los grupos kurdos en Siria, en particular a las Unidades de Protección del Pueblo (YPG). Las autoridades de Ankara temen que los kurdos, que ya ocupan gran parte del norte de Siria, extiendan su influencia a toda la zona fronteriza.
DC|EFE