La justicia boliviana ordenó este domingo la detención preventiva, en la cárcel pública, de Gabriela Zapata, expareja del presidente Evo Morales, acusada de enriquecimiento ilícito.
‘Se ha dictado detención preventiva para Zapata por los delitos de legitimación de ganancias ilícitas, enriquecimiento de particulares con afectación al Estado y uso indebido de influencias en grado de complicidad’, explicó el fiscal Edwin Blanco.
Blanco justificó la detención ante la evidencia de riesgos procesales como los preparativos de viaje de Zapata, la influencia en algunas instituciones del Estado para ‘modificar, ocultar y suprimir documentación’ y su calidad de desempleada.
También se habría demostrado que Zapata utilizaba los ambientes del Ministerio de la Presidencia para reuniones personales con empresarios extranjeros, en complicidad con dos funcionarios de ese despacho.
Zapata, de 28 años, fue aprehendida el viernes por la policía sin acusación formal y recién el sábado, la Fiscalía formalizó los cargos.
Blanco explicó que el Ministerio Público mostró una serie de ingresos ‘que evidenciaban una actividad económica sospechosa’ y que Zapata no presentó ‘ningún elemento que acredite el fin lícito’ del dinero.
A principios de mes, el periodista Carlos Valverde reveló que hace 10 años Zapata fue pareja del presidente Morales y que ocupaba el cargo de gerente comercial en la empresa china CAMC, que se adjudicó contratos en el país por unos $560 millones.
Posteriormente, se conoció que Zapata habría incurrido en usurpación de funciones al enviar cartas a diversas instituciones del Estado, a nombre del Gobierno, para favorecer con contratos a la empresa china.
Morales negó tráfico de influencias en favor de CAMC y pidió a la Contraloría General y al Congreso investigar las actividades de la compañía, asegurando que no protegería a nadie.
El mandatario dispuso que se ejecute una garantía por $22.8 millones en perjuicio de CAMC, por incumplimiento de contrato en la construcción de una vía férrea entre el centro y el oeste del país, clave para sacar la producción de una mega planta de urea y amoniaco.
DC|AFP