Reliquias del Padre Pío llegan al Vaticano

Las reliquias del fraile capuchino italiano San Pío de Pietrelcina, conocido como Padre Pío, llegaron hoy en procesión al Vaticano, donde permanecerán hasta el próximo 11 de febrero, un evento que se enmarca dentro de los actos del Jubileo.

Miles de personas acompañaron entre rezos al cuerpo del Padre Pío desde la iglesia romana de San Salvatore in Lauro, a lo largo de la Vía de la Conciliación, hasta la Basílica de San Pedro del Vaticano, donde se podrán venerar durante seis días por expreso deseo del papa Francisco.

La procesión comenzó en torno a las 15:00 GMT y estuvo presidida por el presidente del Pontificio Consejo para la Nueva Evangelización, el arzobispo Rino Fisichella.

Las reliquias del Padre Pío fueron transportadas en una urna que a su vez fue cubierta por un cristal especial para evitar posibles daños y rodeadas por un fuerte dispositivo de seguridad.

Junto con los restos del Padre Pío, también fueron trasladadas las reliquias de San Leopoldo Mandic, otro santo capuchino.

Los cuerpos de ambos santos fueron expuestos durante unos minutos en la plaza de San Pedro del Vaticano, donde los participantes de la procesión celebraron una breve ceremonia, y posteriormente fueron trasladados al interior de la Basílica de San Pedro del Vaticano a través de la Puerta Santa.

Las dos urnas permanecerán en la basílica vaticana hasta el próximo 11 de febrero para que así los fieles puedan acercarse a venerar los cuerpos.

Mañana, el papa Francisco celebrará una audiencia jubilar con los grupos de oración del Padre Pío mientras que los días siguientes, 7 y 8 de febrero, estarán dedicados a la veneración de las reliquias en la basílica vaticana.

Ya el 10 de febrero, Jorge Bergoglio presidirá la celebración eucarística del Miércoles de Ceniza y enviará a los 1.071 sacerdotes llamados «misioneros de la misericordia» a todas partes del mundo para que absuelvan los pecados durante el Año Santo que concluirá el 20 de noviembre.

El Padre Pío, conocido como el «apóstol del confesionario» y cuyo nombre de pila fue Francesco Forgione, nació en la aldea de Pietrelcina (Benevento, sur de Italia) en 1887.

A los 15 años comenzó a tener visiones e ingresó en los Frailes Menores Capuchinos, ordenándose sacerdote en 1910, a los 23 años.

Trasladado en 1916 al convento de San Giovanni Rotondo, fundó la Casa del Alivio del Sufrimiento para acoger a los más necesitados y a los 31 años comenzó a experimentar el fenómeno místico de los estigmas (llagas similares a las de Cristo clavado en la cruz).

Falleció en septiembre de 1968 y fue proclamado beato en 1999 y santo en 2002 por el actualmente santo Juan Pablo II.

DC|EFE

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