Rusia ha calificado de infundadas las acusaciones de que fueron sus aviones los que bombardearon este lunes un hospital apoyado por Médicos Sin Fronteras (MSF) en Marat al Numan, en la provincia siria de Idlib, en el que murieron al menos siete personas. «Rechazamos rotundamente semejantes acusaciones, máxime cuando los autores de esas declaraciones se revelan incapaces de probar de alguna forma sus gratuitas acusaciones», ha aseverado el portavoz del Kremlin, Dimitri Peskov.
En estos casos, ha sostenido, se debe recurrir a «fuentes de primera mano» que para Rusia en este caso concreto son las autoridades oficiales de Siria. «Representantes de las autoridades sirias hicieron comentarios al respeto, exponiendo su postura acerca de quién podría estar detrás de esos bombardeos», ha añadido, según la agencia rusa Sputnik.
El presidente de MSF Francia, Mego Terzian, atribuyó el bombardeo a las fuerzas de Bashar al Assad o a la aviación rusa que les apoya, mientras que el primer ministro turco, Ahmet Davutoglu, acusó a Rusia de haber bombardeado el hospital. Por otra parte, Peskov ha lamentado la «profunda crisis» que atraviesan las relaciones entre Rusia y Turquía. El portavoz del Kremlin ha defendido que no ha sido Rusia «la promotora de esta crisis».
Las relaciones se enfriaron particularmente a raíz del derribo de un avión ruso que participa en la misión en Siria por parte de un avión turco el 24 de noviembre. Ankara denunció que el avión había entrado en su espacio aéreo pero Moscú defiende que se encontraba dentro del espacio aéreo sirio. El presidente ruso, Vladimir Putin, calificó el hecho como «una puñalada por la espalda».
DC|ABC