La crisis que afecta a todos los venezolanos y que se ha incrementado en estos últimos días, parece no tener fin y menos cuando la implementación de ciertos mecanismos, con la falsa expectativa de poner solución al problema sólo lo aumenta. Como en el caso del municipio San Francisco, en el que el alcalde de la entidad Omar Prieto, puso en vigencia un decreto en el que los establecimientos comerciales no recibirán artículos regulados.
El descontento se ha generalizado puesto que ya los supermercados no venderán productos regulados y estos sólo serán vendidos a través de los Consejos Comunales, situación que sólo denota la politización de las necesidades básicas del ser humano, como es la de alimentarse.
“El ataque del alcalde Omar Prieto contra el ‘bachaqueo’ se afinca es en los supermercados y no a la gente que está en las colas. A nosotros nos dejó sin la comida de la semana pese a tener el acuerdo con la Gobernación”, se escuchó entre el personal de una tienda sancionada con cierres por más de 72 horas, bajo el argumento del decreto municipal 199, que establece la lucha contra las colas, “bachaqueros” y especulación.
A tres años de los mecanismos de control que ejecuta la propia Gobernación del Zulia y SUNDDE, el ayuntamiento de San Francisco saltó y actuó. En las redes sociales hace alarde de que “lo que antes secuestraban 200 ‘bachaqueros’, hoy se lo entregamos a miles de familias sin especulación”, escribió el burgomaestre, texto que acompañó con una fotografía de un operativo de ventas de bolsa de harina de maíz, champú, detergente líquido, papel higiénico y crema dental en la avenida 40.
“Esos son los productos que le quitaron a los supermercados de La Coromoto. Los cerraron porque estaban acaparando y era mentira. Todo estaba en piso de ventas”, recalcó un trabajador de pasillo.
El viernes, funcionarios de Polisur cayeron al final de la tarde en otra tienda donde se expendía harina de maíz precocida “para llevársela a los consejos comunales”. A las afueras, la multitud se enfrentó a los uniformados, impedían la redistribución de la comida, comentaron los trabajadores de seguridad.
“La gente sabía que se la llevaría la Alcaldía para hacer sus jornadas con los despachos de la empresa privada que tiene sus documentos en regla. Por qué si es la lucha contra el ‘bachaqueo’, por qué no hay detenidos en las colas, para qué está el captahuellas, las restricciones en las cantidades?”, cuestionó un trabajador de seguridad.
“Nuestro instituto de alimentación en solo 48 horas le quita de las garras al ‘bachaqueo’ los productos para llevárselos al pueblo a precios justos”, aseguró Prieto en Instagram. La lucha parece tener tonalidades y es que los supermercados expendieron, tras los cierres y paralización de ventas en la semana, toallas clínicas, toallines, pañales clínicos, harina de maíz, mezcla de arroz, motivando las colas de los usuarios a las afueras de los establecimientos.
Para la Ucez la actuación en la cadenas de mercados privados es una “muestra más de la escasez” de alimentos y lo “complejo” de los inventarios. Gilberto Gudiño Millán, presidente de la Unión Empresarial del Comercio y los Servicios del Zulia, destacó que existe un “redireccionamiento de mercancía” que quita a un sector y envía a otro manteniendo la falta de alimentos “porque no hay productos”.
Advirtió que la «situación se torna cada día más compleja» con las medidas municipales de intervención, que no atienden las normas de manipulación de alimentos, de movilización segura de los rubros sustraídos a los establecimientos que sí cuentan con las guías de movilización y facturación de compras.
El directivo de Consecomercio destacó que el gremio evalúa los acontecimientos porque hay pronunciamiento similar en Apure, Portuguesa y Carabobo.
Ventas de bolsas de comida
En la avenida 40 de la parroquia San Francisco, miembros de los consejos comunales en coordinación con la Alcaldía de San Francisco vendieron dos bolsas de productos. En una, cinco unidades de harina precocida de maíz regulada a 19 bolívares cada empaque.
Y en otra, un paquete de cuatro rollos de papel higiénico a 48 bolívares, un detergente líquido a 648 bolívares, crema dental a 39 bolívares. El costo rondó los mil 500 bolívares, según los vecinos de los edificios.
No en todas las bolsas se ofreció el champú anticaspa extraído de los despachos de las cadenas de supermercados de la urbanización La Coromoto.
DC|LV